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Cartas

Cartas

Por: Equipo DF

Publicado: Lunes 14 de marzo de 2011 a las 05:00 hrs.

Cobre sintético, la economía del futuro
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Señor Director:


A principios del siglo XX Chile exportaba miles de toneladas de salitre. Pero el panorama cambió con la primera Guerra Mundial, cuando se descubrió el salitre sintético. Esto da para pensar si en el futuro ocurrirá lo mismo con el cobre. ¿Esperaremos que una nueva crisis mundial repita la historia? ¿Qué está haciendo actualmente la industria minera nacional? ¿En qué está invirtiendo sus utilidades? ¿Se está preparando para los nuevos tiempos?
El desarrollo técnico actual y las investigaciones realizadas con nanotecnología podrían dar como resultado el cobre sintético, o bien, crear un sustituto perfecto que tenga las mismas propiedades físico-químicas que el cobre. Pero cabe la duda de si estaremos preparados para actuar cuando un invento como este se revele o habrá que desmantelar y dejar en el olvido los actuales centros mineros, procurando encontrar una nueva especie mineral que sea el motor de nuestra economía. 
Los montos invertidos por las empresas mineras han demostrado ser insuficientes para encontrar nuevas aplicaciones al cobre. El centro de la “innovación” está concentrado en diseñar cada vez más grandes sistemas de disminución de tamaño, de concentración de mineral y de refinamiento del mismo. Esto seguirá así, debido a la baja de la ley de cobre, lo cual se refleja en las mayores tasas de procesamiento de mineral. Quizás, no sea una Guerra Mundial lo que detendrá la producción de cobre chileno, si no que las nuevas exigencias del mercado en el ámbito medioambiental. Por ello, la industria minera debería comenzar a tomar acciones hacia la disminución de sus huellas de carbono y de agua y desarrollar procesos de explotación sustentable, incorporando –por ejemplo- estrategias de ecología industrial.


Lorenzo Reyes Bozo

Académico Escuela de Industrias Universidad Andrés Bello


Subsidios especiales
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Señor Director:


Aunque el mejor incentivo al desarrollo regional es una política de descentralización -no un sistema de subsidios -, sí habría que pensar en excepciones a la regla: territorios de difícil acceso, como territorios insulares, sí requieren de un subsidio especial, para contribuir a un nivel de precios aceptable.
En Isla de Pascua se observan productos básicos con un precio entre un 20% y un 100% más alto que en el continente. Los productos son traídos 3.700 km desde el continente, gravados con un IVA no deducible. Solución puede ser un IVA diferenciado o el tratamiento como país tercero. Existen mecanismos para reducir el fraude que siempre hará una minoría de ello, dejando una mayoría con un claro beneficio. Para estas excepciones a la regla, sería necesario establecer criterios transparentes que aseguran que territorios comparables tengan subsidios comparables.

Jeannette Schiess


¿Crisis energética u oportunidad?
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Señor Director:


Sectores económicos y políticos tienden a vislumbrar en la escasez de precipitaciones y lo reducido del nivel de los embalses la antesala de una “crisis energética”. A mi juicio, creo que estamos lejos de aquello. Mi afirmación no proviene de una falta de conciencia, ni menos de una supuesta intransigencia ecologista, sino de un esfuerzo sincero de identificar las verdaderas variables que nos colocan en la actual encrucijada energética, y que convierten la energía en una de los temas claves de nuestro siglo. Actualmente, más que una crisis podemos estar viviendo una oportunidad. Efectivamente, estamos en un escenario de altos precios de la energía y a su vez abundancia de proyectos, estableciéndose condiciones ideales para desarrollarlos. Y si junto a lo anterior, los proyectos de termoeléctricas a carbón y megacentrales hidroeléctricas experimentan evidentes cuestionamientos ambientales y rechazo social, los proyectos de Energías Renovables No Convencionales deberían ser por lo tanto una alternativa natural para resolver la demanda energética. En sólo unos pocos años, y lo veremos más hacia el futuro, a nivel mundial las ERNC han experimentado cambios exponenciales en tecnología y masificación y sus precios han caído dramáticamente. Pero si no vemos más de estas opciones en Chile, es porque se requiere de un mercado que favorezca el ingreso de más actores y que incorpore el costo económico total para la sociedad de producir una u otra energía. Esto se dificulta cuando dos empresas, Colbún y Endesa, controlan el 71% de la generación bruta del SIC y que superaría el 90% de concretarse HidroAysén. Pero para identificar las oportunidades necesitamos de un plan energético coherente e inclusivo con mirada de Estado y de empresarios visionarios que descubran que no se pueden resolver los problemas del futuro con las soluciones de pasado.


Hernan Mladinic Alonso

Director ejecutivo Proyecto y Parque Pumalín

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