Cuarto retiro: a mantener la cautela
RODRIGO ARAVENA GONZÁLEZ Economista Jefe del Banco de Chile
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Rodrigo Aravena
Sin duda, los retiros de fondos de pensiones han sido uno de los factores (si es que no el más) relevante en la discusión, análisis y, por qué no decirlo, preocupaciones sobre el futuro de la economía chilena. Más allá de las razones políticas e idiosincráticas que han motivado estas, medidas en lo concreto señalar que han reducido el ahorro nacional y, con ello, contribuido a mayores niveles de inflación y tasas de interés.
Sin embargo, luego del rechazo a la idea de legislar un cuarto retiro, ha existido un fuerte ajuste en el mercado financiero durante los últimos días, destacando una caída en las tasas de interés, en las expectativas de inflación e incluso en perspectivas de TPM. Dado eso, es válido preguntarse, ¿se alivia el problema inflacionario sin un cuarto retiro? ¿Y dejará de subir la tasa el Banco Central en ese escenario? Lamentablemente, creo que no podemos ser tan optimistas, al menos por ahora.
Para partir, debemos ser conscientes de que la discusión no ha terminado, ya que pasó a Comisión Mixta. Esto implica que el tema aún está presente y, aunque haya nuevos trámites en el camino, la posibilidad de retiros adicionales aún existe. La cautela en el análisis debe empezar por ahí.
Además, se debe tener presente que las presiones inflacionarias van en aumento, razón por la cual nuevos retiros las exacerbarían aún más. Es fundamental tener en cuenta al menos cinco grandes factores que justifican una preocupación especial.
Primero, las condiciones de oferta no se han normalizado del todo, razón por la cual las restricciones en las cadenas de suministro aún presionan la inflación global. Esto ha sido determinante en diversas economías, destacando EEUU, con la mayor inflación en más de 30 años (6,2% en octubre), una tendencia similar a la que se ha observado en otros países desarrollados como Alemania e Inglaterra.
Un segundo factor es el evidente sobrecalentamiento que tiene la economía chilena, que se ha exacerbado por la abundante liquidez y el significativo aumento del gasto fiscal, con un tamaño de gobierno creciendo cerca de ocho veces más que la media de países emergentes.
Tercero, hay presiones de costos laborales, ya que la caída en la fuerza de trabajo ha generado una escasez relativa del empleo, impulsando mayores costos de producción.
Cuarto, las expectativas de inflación han presentado desanclajes en plazos mayores a un año, lo cual constituye un riesgo de ajustes más pronunciados en contratos que fijan precios por adelantado.
Quinto, nuestro país tiene un grado importante de indexación en diversos servicios (como educación, salud, etc.), lo que hace que la inflación sea más persistente y tome más tiempo bajarla.
Finalmente, en relación a las tasas de interés, debemos tener en cuenta que el escenario más reciente planteado por el Banco Central contempla alzas adicionales de TPM, pero sin asumir nuevos retiros de fondos. Es decir, nuevas medidas en esta dirección conllevarían una política monetaria aún más contractiva con tasas más elevadas.
Por todo lo anterior, es fundamental mantener la cautela y estar atentos a las presiones de precios y tasas. Más aun al considerar los desafíos que tiene Chile, entre ellos la necesidad de reconstruir un ancla fiscal, estabilizar la deuda, llevar a cabo un adecuado retiro de estímulos fiscales y retomar el crecimiento. Por ahora, entonces, a mantener el realismo y evitar caer en la tentación de optimismos cortoplacistas.