Reemplazo de ingresos
LUIS LARRAÍN Libertad y Desarrollo
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Luis Larraín
Mientras en Chile los políticos están en una frenética carrera por repartir el raspado de la olla de los recursos fiscales antes de las elecciones, en países más serios, como los Estados Unidos, hay una discusión acerca del distinto ritmo que se observa en la reactivación económica, que va bien, y la baja del desempleo, que es muy lenta.
Un artículo del Wall Street Journal la semana pasada señala que los factores que están estimulando la recuperación de la economía son: 1) vacunación masiva, 2) desconfinamiento en ciudades que han removido restricciones para trabajar, y 3) estímulo de las ayudas federales a familias y empresas. Pero en sectores como manufactura, restoranes y construcción a las empresas les cuesta encontrar trabajadores. Los nuevos puestos de trabajo de abril -266.000- están muy por debajo de lo esperado. En marzo la disponibilidad de nuevos empleos aumentó en un 34%, pero la postulación de aspirantes a emplearse sólo creció un 13%. ¿Por qué no hay más desempleados dispuestos a emplearse en EEUU?
Las encuestas identifican que las razones principales para no postular son: a) temor a contagiarse; b) cuidado de los niños, pues las empresas están volviendo a la actividad más rápido que los colegios; c) beneficios de desempleo y ayudas por la pandemia mayores que lo que obtendrían trabajando (un estudio de la U de Chicago señala que el 42% de los receptores de ayuda recibe más dinero que antes); d) no tienen habilidades para nuevos empleos disponibles que requieren más capacidades tecnológicas.
Los economistas en Estados Unidos están preocupados porque la velocidad de la recuperación se empieza a ralentizar, ya que las empresas, al no disponer de trabajadores, están participando en menos propuestas, tienen problemas de abastecimiento de materias primas y de distribución de productos.
Claro, allá tienen claro que la calidad de vida de la población dependerá de los empleos que los trabajadores puedan obtener y no de las ayudas estatales que serán transitorias. El proceso de reemplazo de ingresos debe producirse de una manera fluida y se observan con interés las tendencias del mercado laboral. Los empleos que se ofrecen, muchos de ellos teletrabajos, se ubican en los suburbios, alejados del centro de la ciudad, y por lo tanto es difícil acceder a ellos en transporte público. Observar estas encuestas es un ejercicio clave para diseñar las políticas públicas que permitirán un exitoso reemplazo de ingresos.
La discusión de políticas públicas en nuestro país, en cambio, se hace en dos foros de similar densidad intelectual: los matinales de TV y el Congreso. Se preocupan nada más que de proveer ingresos a las familias, pero nada dicen de qué vamos a hacer más adelante para reemplazar esos ingresos por otros que signifiquen un aporte productivo y creación de riqueza. Si se cumplen los pronósticos del Banco Central, a fines de 2021 con un crecimiento entre 6% y 7 %, podremos llegar al nivel de producto que teníamos al comenzar 2020, pero el empleo está rezagado: hay 800 mil puestos de trabajo perdidos y no se ve cómo recuperarlos de aquí a fin de año.
A simple vista, uno puede observar que quienes trabajan en el “delivery” de productos crecen día a día y debiéramos estar preparados para acoger a más personas en esas labores. Pero en el Congreso se tramitan dos iniciativas que restringen estas actividades: la más avanzada, del diputado Jackson, dejaría al 65% de los conductores de Cabify sin trabajo. No es la regulación que necesitamos.