DF Tax | Una mirada ambiental a la nueva Ley de Rentas Regionales

Camila Flores

Más que nunca, cuando nuestro país está siendo azotado por una de las mayores sequías de las últimas siete décadas, involucrando a seis regiones hasta ahora, es fundamental avanzar rápidamente hacia una nueva Ley de Rentas Regionales que robustezca las arcas del Fondo Nacional de Desarrollo Regional (FNDR) con el objeto de financiar políticas públicas que hagan frente a emergencias ambientales como la que hoy impacta a nuestra economía, y lo más delicado, pone en riesgo la calidad de vida de sus habitantes.

No tengo duda que el espíritu de esta ley busca impulsar el desarrollo de cada unidad territorial de Chile, y creo que el ministro Ignacio Briones piensa de la misma manera.

Necesitamos continuar descentralizando el crecimiento de las regiones, sobre todo, de aquellas que, como Valparaíso, han debido pagar el costo del progreso con las llamadas zonas de sacrificio.

Considerando este argumento, espero, de aprobarse la iniciativa, que el Gobierno Regional ponga la mirada en esto y focalice en las problemáticas mencionadas el destino del 1% de contribución de aquellas empresas que invierten en grandes proyectos superiores a US$ 10 millones. En este punto, es importante precisar que las compañías tributarían por el monto que excede de este umbral.

De hecho, la propuesta de modernización tributaria entrega algunas señales, al establecer que este nuevo aporte pueda materializarse en zonas geográficas que tengan como condición generar algún impacto negativo en el lugar.

Para ello, sería también lógico que un tercio de este 1% que va a un Fondo Común, y que luego se distribuye entre todas las regiones, financie iniciativas de acceso a nuevas fuentes de agua, planes de descontaminación y soluciones tecnológicas que vuelvan más eficiente el uso hídrico. Distintos sectores de mi región coinciden en relevar la puesta en marcha de estos requerimientos.

Además, sería pertinente que el Ejecutivo evaluara el mismo mecanismo de asignación regional para el impuesto verde aplicado a contaminantes locales, velando obviamente por una fórmula que no desincentive la inyección de dineros privados.

Con todo, es momento de poner en la mesa del debate tributario si estamos dispuestos o no, como país, a entregar más recursos para el progreso y el bienestar de todas las comunidades de nuestras regiones. Hoy, es un tema prioritario y debemos comprometernos con un apoyo transversal.