España: el alumno favorito es puesto a prueba
España es una de las economías que más crece en Europa, aplicando la receta de austeridad del FMI. Pero también fue una de las que más se contrajo en la crisis. Ahora debe demostrar que su recuperación es sustentable.
- T+
- T-
"La economía española es, al mismo tiempo, una tierra prometida y una zona de desastre. Depende de hacia dónde se mire". De esta manera graficó Tobias Buck, el jefe de la oficina de Financial Times en Madrid, la situación por la que atraviesa el país.
La realidad soñada incluye un fuerte crecimiento, superior al 3,4% anual en el tercer trimestre, la tasa más alta entre las cuatro principales economías de la eurozona. A eso se suma la creación de 600 mil nuevos puestos de trabajo este año, la continua recuperación en los precios de las viviendas y un nivel de confianza de los consumidores que supera al que se registraba en los tiempos del boom de la construcción.
Sin embargo, pese al repunte del crecimiento, el Producto Interno Bruto de España se mantiene por debajo del que registraba antes de la crisis y el fuerte crecimiento de los últimos años se explica en gran parte por la baja base de comparación, ya que el país fue también uno de los más golpeados por la crisis de deuda en Europa. El desempleo en España, además, se mantiene como uno de los más elevados en el mundo desarrollado, con un 22% de la fuerza laboral desocupada.
La desigualdad, por otra parte, ha aumentado en forma dramática y se teme que millones de los trabajadores que actualmente están cesantes nunca logren reintegrarse al mercado laboral.
Juan Rosell, presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOC), celebra que, "a pesar de que aún hay mucho que hacer, el país está creciendo a tasas que pensábamos imposibles hace tan sólo un año atrás".
Un nuevo motor
La principal fuerza responsable de la recuperación económica ha sido la industria exportadora. Hace diez años este sector representaba 25% del PIB y hoy cuenta por el 35%. Entre enero y julio de este año España exportó bienes y servicios por un valor de 148,6 mil millones de euros, un alza de 5% comparado con el mismo período del año anterior. Se trata además de un récord histórico para el país.
Dos cambios importantes ocurrieron durante la crisis que están ayudando a explicar esta situación. El primero fue la recuperación de la competitividad española en relación a otros países de la eurozona, principalmente como resultado de la caída de los salarios y la mayor flexibilidad en la fuerza de trabajo.
El segundo fue el colapso de la demanda doméstica luego de la crisis en el sector inmobiliario. Muchas compañías que vendían bienes y servicios en el dinámico mercado interno de pronto debieron buscar compradores fuera de las fronteras españolas. Y lo hicieron bien.
De hecho, en 2013 el número de empresas exportadoras españolas llegó a 151 mil, mientras que antes de la crisis era sólo de 97 mil.
Entre 2000 y 2013 el valor de las exportaciones españolas aumentó en 90% mientras que, en igual período, en Francia, la segunda economía de la región después de Alemania, sólo creció 35%.
Y aunque varios de los mercados hasta donde llegan los envíos hispanos se han contraído últimamente, las exportaciones del país han seguido aumentando de manera constante.
Por otro lado, la demanda interna, el motor tradicional de la economía española, también está dando señales de recuperación. Según el Banco de España, este año el consumo privado subirá 3,1% y la inversión privada 6,5%, mientras que la estatal avanzará sólo 1%.
Pesada mochila
Sin embargo, mientras los estragos sociales que dejó la crisis aún persisten, las proyecciones apuntan a que el crecimiento económico ya está comenzando a dar señales de que empieza a perder dinamismo. El Fondo Monetario Internacional pronostica que la tasa de desempleo seguirá cayendo, pero a un ritmo mucho más lento de lo que viene disminuyendo en el último tiempo, y para 2020 (el último año para el que el organismo tiene una proyección) seguirá cercana a 16%, casi el doble que el 8,3% que existía en 2007, el año previo a la crisis.
"El alza del desempleo a largo plazo es el problema más importante que se deberá enfrentar en los próximos años", advirtió Fedea, un think-tank basado en Madrid. Según el centro de estudios, existen 2 millones y medio de desocupados que llevan tanto tiempo cesantes que ya no califican para ningún tipo de ayuda estatal.
El desempleo masivo también ha contribuido a elevar los niveles de endeudamiento del gobierno central y de las autoridades regionales. Según cifras oficiales, en sólo ocho años la deuda pública se disparó de 36% del PIB a 100%.
Al mismo tiempo, la crisis del mercado laboral es uno de los factores que explican la existencia de un número crítico de viviendas vacías, muchas de las cuales no pudieron seguir siendo pagadas por sus dueños cuando perdieron sus fuentes de ingresos.
Así como tomará todavía años para que muchos españoles vuelvan a conseguir un trabajo estable, también demandará años vender ese stock de inmuebles, lo que se mantendrá como un pesado lastre para la recuperación del sector.
La reciente mejora en la productividad de la economía española tampoco está asegurada. Una gran parte de las ganancias esperadas para los próximos años será aportada por los desempleados que vuelvan a conseguir trabajo. Sin embargo, cuando ese proceso termine, el indicador retornaría a la tendencia de los años anteriores a las crisis. Entre 2000 y 2008, la economía española creció 32,3%. En ese período, el stock de capital aportó 22,6% a la expansión y el incremento de la fuerza laboral otro 15,4%, mientras que el declive de la productividad por el contrario restó 5,8% a la expansión.
Tres son las razones que explican la caída de la productividad: el sistema educativo español no prepara a los jóvenes para que se desempeñen bien según los estándares internacionales. La inversión extranjera, que en el pasado fue un motor del crecimiento, se ha redirigido hacia otros países, tanto dentro como fuera de la Unión Europea, donde los costos son menores. Y, tercero, las inversiones para mejorar la productividad han sido bajas.
Economist Intelligence Unit advierte que si las autoridades no son capaces de implementar las reformas necesarias en el mercado laboral y en el sector corporativo, la productividad en España no repuntará. La unidad de inteligencia del semanario económico británico advierte que muchos trabajadores tendrán que volver a capacitarse, dada la reconversión de parte de la economía desde la construcción y las manufacturas hacia los servicios, un proceso que probablemente resultará doloroso.
El vigor de la recuperación española podría verse afectado también por el escenario global. Aunque la economía ibérica no está directamente expuesta a la desaceleración de China, de todos modos puede verse golpeada por efecto de las turbulencias financieras y la ralentización de la actividad mundial. Estas pueden influir en la demanda interna y en la confianza de los consumidores españoles.
El comportamiento de los mercados latinoamericanos, buenos compradores de las exportaciones hispanas, afectaría en cambio más directamente a su balanza comercial y a su crecimiento.
El riesgo político
Los logros económicos de la actual administración y las dudas que persisten aún jugarán un papel central en las elecciones generales del 20 de diciembre, donde Mariano Rajoy buscará conseguir un voto de confianza de los electores.
Aunque el actual momento económico puede jugar a favor de la reelección del jefe de gobierno del Partido Popular, no está claro que la opinión pública esté viendo aún que el repunte en las cifras se esté traduciendo en mejoras reales para su vida y que esto se traspase así a un apoyo electoral.
Una reciente encuesta cifró en 67% el porcentaje de la población que señala que la situación económica sigue siendo mala o muy mala, y un porcentaje similar calificó la situación política en los mismos términos.
Según los datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), sólo 0,2% de las personas entrevistadas considera que la economía española va muy bien y 3,5% bien.
Por otra parte, el 42,2% de los encuestados espera que la economía siga igual en los próximos meses.
Aunque los resultados reflejan una mejora, están lejos de ser prometedores. Y es que todavía hay demasiadas secuelas dolorosas de la crisis que es necesario superar.
Pese a que España ha sido calificada como el "alumno favorito" del FMI debido a su manejo económico y la aplicación de las medidas de austeridad que el organismo promueve, sufrió la humillación de que el Banco Central Europeo cuestionara su presupuesto 2016, que proyecta un déficit de 3,5 del PIB, por sobre el 2,8% que estima Madrid. El gobierno se apresuró a asegurar a los ciudadanos que no habrá necesidad de nuevos recortes del gasto o alzas de impuestos, pero si se equivoca esto tendrá un fuerte impacto en la opinión pública.
Un nuevo mundo fragmentado
España, por otra parte, no ha estado ajena a un elemento común al conjunto de Europa: el sistema de partidos políticos en la región está pasando por su momento de menor estabilidad en los 25 años desde el fin de la Guerra Fría.
Después de la crisis de 2008, el apoyo de los electores a los partidos tradicionales ha disminuido en la mayoría de los Estados europeos y los ciudadanos están prestado cada vez más oídos y apoyo electoral a tendencias de izquierda y derecha ajenas al establishment político. Según una reciente encuesta, las principales preocupaciones de los ciudadanos de la Unión Europea son el nuevo escenario económico que puede implicar la inmigración, el desempleo y las finanzas públicas.
Esto podría ser un factor gravitante ahora también en España. Desde el regreso de la democracia en los años '70, en este país ha predominado la formación de gobiernos de mayoría liderados por el Partido Popular de centro derecha y el centro izquierdista Partido Socialista Obrero Español.
Con el ambiente político encendido a raíz de la propuesta de independencia de España que debate el Parlament de Cataluña, propuesta que tampoco convence mayoritariamente a los catalanes, la preocupación de los economistas y del mercado es que a nivel nacional las elecciones de diciembre confirmen el mismo avance de los sectores no tradicionales y la fragmentación del escenario político en el país, lo que dificultaría la conformación de alianzas, poniendo así en duda la gobernabilidad.
Según los cálculos preliminares de los analistas, el Partido Popular de Rajoy se mantendrá como la mayor fuerza política y probablemente consiga mantenerse a la cabeza del gobierno, pero difícilmente logrará la mayoría absoluta. De esta forma deberá buscar alianzas, una tarea que por ahora no parece nada de fácil.
Su primera opción podría ser Ciudadanos, un partido centrista que se formó en Cataluña para oponerse a la secesión. Sin embargo, es probable que eso no sea suficiente.
El mismo peligro afecta a la otra fuerza tradicional de la política española, el Partido Socialista, en caso de resultar vencedor en las urnas. Aunque consiga el apoyo del movimiento de izquierda anti austeridad Podemos, cosa que no parece sencilla, difícilmente les bastará para ser mayoría.
Aunque la atomización de las fuerzas políticas no es necesariamente un problema si se mantienen las cifras de crecimiento económico actual, sí podría serlo en el caso de que la actividad pierda dinamismo, algo que parece bastante factible.
¿Estados Unidos de España?
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, propone afrontar la amenaza de una oleada separatista en distintas regiones de España a través de una reforma a la constitución que se basa en un modelo federal como el de EEUU. El documento en el que se basa la reforma constitucional que quieren los socialistas asegura que el federalismo "es un sistema que defiende la unidad del Estado" y "permite reconocer, respetar e integrar la diversidad y las singularidades de los territorios de España".
Eso sí, el PSOE no detalla cómo articulará ese paso del Estado de las autonomías a uno federal. Sánchez pidió a un grupo de expertos constitucionalistas una propuesta abierta, conscientemente indefinida, para poder lograr, partiendo de ella, el mayor consenso posible.
El partido de izquierda cree que "la renovación del pacto constitucional" es "la única solución política que en este momento está encima de la mesa" para resolver "la confrontación, la división que hoy vive Cataluña".
El secretario general PSOE sostiene que ante problemas de mayor gravedad, no basta sólo con cambios legales y se requiere una acción constitucional.
Francesco Marini, Auriga Global Investors: ¿El riesgo político es la principal amenaza para España?
- No. El referéndum en Cataluña perdió muchos creyentes en la independencia en la última votación. Es verdad que la idea de independencia de Cataluña se ha vuelto más popular, pero en las elecciones fue muy poca la gente que participó. En la elección para elegir el parlamento de Cataluña mucho más gente participó y el resultado fue diferente.
- ¿Pero ha dañado a la economía?
- Sí, porque Cataluña aún tiene finanzas espantosas. Cataluña representa 22% del PIB español. Y la deuda de Cataluña es un problema serio.
- ¿Cuál es su apuesta para la elección nacional de diciembre?
- Ciudadanos será un importante jugador. No será el más votado, pero será el partido con quién se debe crear una coalición para gobernar. España necesitará enfrentar cambios importantes y estructurales. Es difícil cuando tienes la votación repartida entre tantos partidos formar un bloque. España no está acostumbrada a la fragmentación. Está llegando a un momento en que deben cambiar la ley electoral. El gobierno que resulte electo deberá ser capaz de forman una coalición y creo que lo hará. La última meta de los diferentes partidos es mantener al país trabajando en buena forma, gracias a que la economía lo está haciendo bien. España es uno de los países que está creciendo más.
- Pero también fue uno de los países que más cayó.
- Estoy de acuerdo. El PIB español se alimentaba en forma importante del sector de la construcción antes de la crisis y éste no se recuperará rápidamente. No es bueno que un porcentaje tan importante del empleo sea en la construcción porque últimamente España tiene mucho desempleo. No puedes vender propiedades a gente que no tiene trabajo. Y España tiene un desempleo de 22%; bajarlo tomará años. Y es un desempleo estructural ya que estas personas que trabajaban en la construcción no podrán encontrar empleo nuevamente en esa área.
No es posible volver a construir a ese ritmo, viviendas, departamentos. Es difícil crear otras compañías, pero España tiene buenos vínculos con Latinoamérica así que las grandes empresas de la construcción o de energía han crecido allá. Pero al mismo tiempo esto hace que estemos sujetos a los ciclos económicos de Latinoamérica.