El dilema existencial de la FED
La principal autoridad económica de Estados Unidos tiene el complejo desafío de lograr una transición suave desde la política monetaria más expansiva que el mundo haya visto jamás.
- T+
- T-
Nada de fácil resultará la decisión que tiene en sus manos la Reserva Federal. Históricamente, ningún banco central ha logrado salir de un ciclo de política monetaria fuertemente expansivo sin provocar un traspié a medida que los agentes económicos se ajustan a las nuevas condiciones, aunque sea temporalmente.
Y la principal autoridad económica de Estados Unidos tiene el complejo desafío de lograr una transición suave nada menos que desde la política monetaria más expansiva que el mundo haya visto jamás.
La Fed deberá maniobrar cuidadosamente. Los gobernadores quisieran iniciar el ciclo de endurecimiento este año, ya que este gesto enviaría una doble señal: confianza en la recuperación economica y una victoria definitiva sobre la crisis financiera que comenzó en 2008. Pero si se apresura demasiado, corre el riesgo de ahogar una recuperación económica que todavía no está completamente consolidada. Por otra parte, si se demora demasiado y queda por detrás de la curva, el riesgo es que las expectativas inflacionarias se le arraquen de las manos y tenga que actuar aún con más fuerza, lo que tendría un efecto incluso más negativo sobre la economía.
La mayoría de los miembros de su Comité de Mercado Abierto (FOMC, su sigla en inglés) está en favor de un incremento de los tipos este año, lo que deja la reunión de diciembre como la última alternativa, luego de lo que pasara en las citas de septiembre y octubre. Sin embargo, en una situación pocas veces vista, los gobernadores de la entidad aparecen hoy divididos, con algunos de sus miembros pidiendo aplazar la medida hasta comienzos del próximo año. Los mercados están recogiendo estas divisiones.
Evidencias no concluyentes
La presidenta de la Fed, Janet Yellen, modificó el enfoque de la entidad, al ligar sus decisiones estrictamente a los parámetros de la economía, particularmente el mercado laboral, el sector inmobiliario y la inflación. Las cifras de la economía en ese sentido apoyan a los gobernadores "halcones", como se denomina a las autoridades que concentran su preocupación en la inflación.
La mayor economía del mundo ha seguido creando empleos a un ritmo constante y la tasa de desocupación cayó en agosto a 5,1%, su nivel más bajo desde abril de 2008 y un nivel que en términos prácticos se considera de pleno empleo.
Cualquier nueva caída debería comenzar a impulsar los salarios, a medida que los empleadores se disputan por un recurso cada vez más escaso.
Sin embargo, algo no ha resultado como plantean los expertos. La denominada curva Phillips, como se conoce el principio planteado en 1958 por el economista William Phillips, establece una relación proporcional entre la caída del desempleo y las alzas de los precios, a medida que la estrechez del mercado laboral presiona los salarios, el consumo y en definitiva la inflación.
Pese a la caída del desempleo en agosto, la creación de puestos de trabajo creció menos de lo esperado al mes siguiente, mientras que los salarios se estancaron. Y la tasa de participación, que mide la proporción de las personas en edad de trabajar que forma parte de la fuerza laboral, retrocedió en dos décimas a su menor nivel desde 1977. Eso refleja que una creciente cantidad de personas simplemente está renunciando a buscar empleo. Y la calidad del trabajo, además, se estaría deteriorando, a medida que más personas aceptan puestos de medio tiempo. La semana laboral promedio de los trabajadores disminuyó de 34,6 horas a 34,5.
Las cifras en el sector inmobiliario tampoco son concluyentes. Las compras de viviendas nuevas saltaron 5,7% en agosto a 552 mil unidades a tasa anualizada, su ritmo más acelerado en siete años, a medida que los estadounidenses se apresuraban a aprovechar las tasas de los créditos hipotecarios históricamente bajas antes de que comiencen a subir.
Las muestras de recuperación en el sector, sin embargo, sufrieron un tropiezo en septiembre, con las compras de viviendas nuevas cayendo 11,5% a 468 mil unidades, su nivel más bajo en diez meses. Las cifras incluyeron la mayor caída que se registre en la región del noreste, y los datos de los dos meses previos, además, fueron corregidos a la baja.
Las explicaciones apuntan a una baja disponibilidad de inventarios y a la demora de los desarrolladores en iniciar nuevos proyectos, pero también tendrían que ver con el mercado del crédito. Aunque las tasas hipotecarias siguen en mínimos récord, el financiamiento no estaría fluyendo para muchos hogares.
Pero más allá de la volatilidad de las cifras, uno de los factores clave que está pesando sobre la Fed es la propia inflación.
El Índice de Precios al Consumidor cayó 0,1% en agosto, su primera lectura negativa desde comienzos de año. La baja se explica en gran parte por el impacto del derrumbe del petróleo sobre los precios de las gasolinas. Excluyendo este factor, el índice subió 0,1%, sin embargo, la cifra sigue a años luz de la meta que se ha fijado el banco central de 2%.
Entre los economistas crece el debate sobre las razones tras el persistente estancamiento de los precios, y entre los factores se menciona el efecto de los avances tecnológicos que reducen los costos, la globalización de la producción, que disminuye el poder de negociación salarial de los trabajadores, la desaceleración del comercio global, la caída en la productividad y una baja estructural de la demanda que se ha denominado como "estancamiento secular" y que respondería tanto a un descalce en las expectativas de los agentes económicos como a cambios demográficos más profundos, como el envejecimiento de la población.
En su reunión de política monetaria de septiembre, los miembros del comité dijeron que no esperan que el índice comience converger hacia el objetivo hasta 2017 o 2018.
Y la fecha podría seguir alejándose si persisten las presiones al alza sobre el dólar. El deterioro de las perspectivas en otras regiones y la misma expectativa de que la Fed comience a subir las tasas está llevando a los inversionistas a apostar por la moneda estadounidense, haciendo que se aprecie respecto de sus pares. Un dólar más fuerte abarata las compras de bienes y servicios fuera del país y de cierta forma contribuye para importar deflación.
Aún así, un alza en la tasa de interés este año no puede descartarse. Los inversionstas no deben pasar por alto el deseo de la Fed de terminar con la incertidumbre, dejando de aplazar el ajuste, y moderar el efecto contractivo de la medida alargando y aplanando la trayectoria de los incrementos. De hecho, no se descarta que el primer aumento sea inferior a los 25 puntos que es el mínimo en que los bancos centrales suelen mover los tipos.
En su última reunión de octubre, las autoridades del banco central insistieron en que el alza del empleo se ha desacelerado, sin embargo, mejoraron su evaluación sobre el crecimiento del consumo y la inversión desde "moderado" a "sólido".
Los miembros del comité además hicieron la primera referencia explícita a la posibilidad de un incremento de los tipos en la última reunión del año.
El elemento externo
Hasta hace algunos meses, la discusión entre las autoridades monetarias en Estados Unidos sobre el momento más oportuno para comenzar a subir las tasas estaba enfocado exclusivamente en factores internos. Organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial venían realizando llamados al banco central para que aplazara su decisión por el impacto que esto tendría para la economía global.
Las expectativas de un alza en los tipos está provocando un reacomodo de los flujos mundiales de capital que está teniendo efectos fuertemente desestabilizadores en las economías emergentes. El argumento, sin embargo, carecía de peso para las autoridades monetarias en Washington, que históricamente han ignorado los efectos externos de su política económica. La crisis asiática, que comenzó en 1997 con la devaluación de la moneda en Tailandia y luego se extendió por toda la región, fue desatada precisamente por la salida de capitales a medida que el entonces presidente de la Fed, Alan Greenspan, iniciaba un ciclo de endurecimiento.
Pero las cosas han cambiado desde entonces. Estados Unidos se ha vuelto más vulnerable al panorama externo. El aporte de las economías emergentes, y particularmente el de China, al crecimiento global ha aumentado en forma considerable en la última década. Y las autoridades de la Fed han comenzado a advertir que su sector exportador podría sufrir un duro golpe si la economía global sufre una nueva recesión, como advirtió recientemente el banco estadounidense Citibank.
La apreciación del dólar, de hecho, está teniendo un fuerte impacto en los resultados de las compañías locales, que hoy tienen una parte mayor de sus operaciones fuera del país. Ahora, la Fed tiene más presente las repercusiones globales de sus actos antes de actuar. En la cita de septiembre, de hecho, la autoridad monetaria citó los crecientes riesgos para la economía provenientes del frente exterior como uno de los argumentos para aplazar el ajuste.
Las autoridades estadounidenses están particularmente preocupadas de que la desaceleración de la economía en China pueda derivar en una crisis mayor. El desplome de la bolsa de Shanghái a mediados de agosto avivó los temores de que el gigante asiático estaba en camino de un "aterrizaje forzoso", en lugar de la transición moderada que promueve Beijing.
Sin embargo, en las últimas semanas el panorama en el gigante asiático ha tendido a estabilizarse, y con ello estarían desapareciendo también las aprensiones de la Fed. De hecho, el banco central retiró del comunicado de su reunión de octubre la referencia a las amenazas en el frente externo, lo que fue considerado por el mercado como una señal muy potente en favor de un alza de tasas este año.
Después de la cita, las expectativas de los inversionistas de que el ciclo de endurecimiento monetario podría comenzar en diciembre aumentaron desde 35% a 46%, según la probabilidad implícita en la tasa de futuro de los fondos federales.
Factores estructurales
Pero más allá de las cifras puntuales, algunos expertos han advertido que es difícil que Estados Unidos pueda romper su trayectoria de bajo crecimiento hasta que la productividad mejore. La productividad de bienes y servicios por cada hora trabajada creció sólo 0,3% anual en el segundo trimestre. Como resultado, la productividad media acumulada en cinco años cayó a su nivel más bajo en más de 30 años.
Desde 1970, este factor ha crecido solo 1,5%, con la excepción del período entre 1995 y 2003 cuando saltó 3%. De que la mayor economía del mundo logre volver a impulsar sus niveles de productividad dependerá en definitiva el que Estados Unidos siga creciendo a tasas cercanas a 1,5% o recupere un ritmo más sólido en torno a 3% que justificaría la normalización de la política monetaria.
La batalla por llegar a la Casa Blanca en 2016 ya está desatada
La contienda presidencial para 2016 ya está desatada y la precandidata demócrata Hillary Clinton tiene buenas posibilidades de ganar si la economía crece con fuerza y ella es asociada a la gestión de Barack Obama.
Si, por el contrario, los votantes sienten que no se han beneficiado con la recuperación del país es más probable que opten por la propuesta republicana.
Pero mucho antes que eso Clinton debe asegurar la nominación de su partido y el principal obstáculo ha sido el senador Bernie Sanders, un autoproclamado socialista que la ha obligado a moverse más hacia la izquierda y asumir posiciones con las que ella no se siente cómoda ni se ve natural.
En las últimas semanas, sin embargo, sus opciones han mejorado. Clinton destacó por sobre sus rivales en el primer debate televisado de los demócratas, el vicepresidente Joe Biden, considerado un potencial rival con fuertes probabilidades, finalmente anunció su decisión de no postularse y los republicanos salieron derrotados de la audiencia parlamentaria donde trataron de vincularla al asesinato de diplomáticos estadounidenses en Benghazi mientras ella era Secretaria de Estado. Además, la candidata tuvo un sólido desempeño en la estratégica cena del Partido Demócrata en Iowa, un estado considerado clave por marcar tendencias. Para los analistas, estos otros factores catapultaron sus posibilidades de convertirse en la próxima presidenta de Estados Unidos.
Antes de llegar a convertirse en la candidata demócrata, Clinton debe reunir suficientes delegados para superar a Sanders, y sumar los 270 votos electorales necesarios para ser nominada. La ex primera dama está demostrando que puede enfrentar al senador socialista, a pesar del mayor encanto personal de su contendor, y de hecho su comando está manejando mejor su falta de simpatía y afinidad con las audiencias, lo que es una de sus mayores debilidades. Además, logró el respaldo del establishment demócrata y de las organizaciones sindicales.
Otra ventaja de Clinton es que ha aprendido las lecciones de la campaña de 2008, empezando por el apoyo de su marido, quien en ese entonces la perjudicó más que ayudó.
Si consigue la nominación, podría verse favorecida por los cambios en la demografía de EEUU, ya que han aumentado las personas en edad de votar en los segmentos que apoyan más a los demócratas, como los hispanos, asiáticos, afroamericanos, mujeres solteras y jóvenes en general.
Jesse Edgerton, vicepresidente de JPMorgan: "Los Factores externos no van a frenar La recuperación de EEUU"
¿Se está estancando la recuperación de EEUU?
-No. Hemos visto algunos frenos que vienen desde el extranjero, con el fortalecimiento del dólar y menor crecimiento en mercados emergentes como China, Brasil y Rusia. Esto puede afectar un poco el crecimiento de EEUU. Implica una pequeña contribución negativa al comercio por las exportaciones. Pero no es suficiente para frenar la recuperación.
- ¿Por qué no?
- Hay otros motores de demanda en EEUU que están muy bien. El consumo está beneficiándose de menores precios de la gasolina y hay altos índices de crecimiento en la construcción de viviendas. La inversión corporativa también está creciendo muy bien.
- ¿Cuáles son los principales riesgos que enfrenta la recuperación?
- La posibilidad de que esos factores externos provoquen un freno mayor de lo previsto a la actividad en EEUU.
- ¿Debe la Fed tomar en cuenta el impacto de sus políticas en los mercados emergentes?
- Seguro. Su mandato es velar por la estabilidad en EEUU y si ciertas acciones afectan a otras economías que luego repercuten en la economía local debe considerarlos.
- ¿Cómo debe calibrar la Fed la primera alza de tasas?
- Es una pregunta difícil. No sabemos cuánto tiempo la economía puede desempeñarse tan bien y cuál es el mejor momento para el alza. Hay riesgos al conducir la economía en cualquier dirección. Pero creemos que ya está rezagada.
- ¿Debería actuar ya?
- Sí. La economía está muy cerca del pleno empleo. Debería tratar de estabilizarla en donde se encuentra ahora.
- ¿Pese a la baja inflación?
- El alza del dólar el último año y la baja del petróleo están conteniendo la inflación en cerca de medio punto. Con la inflación base en 1,3%, debería estar en 1,8%. Mirando más allá de los factores transitorios está cercana a la meta.
- ¿Seguirán nerviosos los mercados por la tasa?
- Con el tiempo internalizarán un alza gradual. Se establecerá un patrón estable de alzas y el mercado lo asumirá.
- ¿Por qué se ha estancado la productividad?
- No hemos visto el mismo nivel de avances tecnológicos que a fines de los '90. Las compañías hicieron grandes inversiones en equipos y eso tuvo un fuerte efecto en la productividad de esos años. La tecnología no está avanzando tan rápido como en esa época.