Economía

Argentina: ¿Se acerca el momento del cambio?

La presidencia de Argentina se definirá este 22 de noviembre entre los vencedores de la primera vuelta: Daniel Scioli y Mauricio Macri.

Por: Diario Financiero | Publicado: Lunes 9 de noviembre de 2015 a las 04:00 hrs.
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Nadie sabe con certeza quién será el próximo presidente de Argentina, pero todos saben el nombre del gran derrotado de este proceso: el kirchnerismo. El movimiento político que ayudó a darle sustento a los gobiernos de Néstor Kirchner y de su viuda Cristina Fernández mantiene una enorme influencia parlamentaria, pero su estrella política se está eclipsando.

La presidencia de Argentina se definirá este 22 de noviembre entre los vencedores de la primera vuelta: el candidato del oficialista Frente para la Victoria, Daniel Scioli, actual gobernador de la provincia de Buenos Aires, y el líder de la coalición opositora Cambiemos, Mauricio Macri, ex jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires.

Hay coincidencia de que Macri disfruta de un impulso político favorable que podría convertirlo en el próximo mandatario. Para ello, señalan algunos analistas, debe transmitir la idea de que él representa el cambio y el fin del kirchnerismo. Y, en ningún caso, el antiperonismo. Y es que el Partido Justicialista sigue siendo la principal fuerza política del país y son peronistas gran parte del 21% de electores que apoyó a Sergio Massa, el candidato que resultó tercero en la primera vuelta. Sus partidarios podrían decidir la elección.

La urgencia de la devaluación

No es ningún misterio que el próximo gobierno argentino tendrá que devaluar, probablemente en diciembre, para evitar el colapso de las finanzas. El mercado apuesta a una depreciación cambiaria de 25%, que llevaría al peso argentino a cotizarse en unos 12,76 por dólar, lejos del actual 9,5 del cambio oficial, pero también alejado del dólar del mercado negro, que se transa cerca de 16 pesos argentinos.

Actualmente, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) controla el tipo de cambio con intervenciones diarias para lo cual gasta las reservas internacionales del país para evitar que el peso caiga aún más. Esta situación es insostenible, y no sólo por el daño a los ahorros del país. La mayor depreciación del real, la divisa del principal socio comercial de Argentina, complica los términos de intercambio. Y es que el gobierno argentino limitó la depreciación a un 11% este año, mientras que el real se ha devaluado 32% en el mismo período. Producto de esta diferencia, las exportaciones a Brasil cayeron 29% en septiembre y el superávit comercial cayó a US$ 65 millones, su peor registro para ese mes desde 1999.

Las restricciones a la compra de dólares (ver recuadro), que pretenden evitar la salida de divisas, han creado un gran mercado negro en el cual los argentinos buscan preservar el valor de sus ahorros, amenazados por una inflación de 20% que socaba su poder adquisitivo.

Macri ha dicho que en su primer día en la Casa Rosada permitiría que la tasa de cambio flote. Sus asesores económicos estiman que esta libertad llevaría al dólar a algún punto entre los 9,5 pesos oficiales y los 16 del mercado negro.

Macri con viento de cola

El "momentum" que vive Macri se originó en el apoyo que logró su candidatura, por sobre las estimaciones iniciales, en la primera vuelta. Y también en otros factores, quizás el más importante de los cuales es la progresiva fuerza que ha ido adquiriendo su candidatura desde julio, cuando su partido, el Pro, ganó en un estrecho resultado el derecho a que un candidato de sus filas liderara la coalición Cambiemos en la postulación por la gobernación de Buenos Aires. La sorpresa inicial se convirtió en un aplastante triunfo el 25 de octubre, cuando su abanderada, María Eugenia Vidal, se convirtió en la primera gobernadora no peronista de la provincia, reemplazando justamente a Scioli.

"El ambiente de cambio que se vive en Argentina no favorece a Scioli", dijo el ex presidente Eduardo Duhalde en entrevista con Diario Financiero. Este es uno de los elementos que potencia la candidatura opositora. El desgaste de doce años de kirchnerismo podría perjudicar más a Scioli, quien luego de la elección quedó en una posición incómoda como al abanderado de Cristina Fernández, pero sin recibir tampoco su apoyo explícito. La tensión se habría originado por los trascendidos de que la campaña de segunda vuelta enfatizaría la independencia de Scioli del actual gobierno.

El "factor Vidal" también pesa en el impulso de Macri. La gobernadora electa de Buenos Aires es una figura joven que va en alza y es uno de los activos de la campaña del ex jefe de gobierno de la ciudad. Scioli no tiene a nadie con ese carisma para acompañarlo en estas semanas críticas previas a la elección.

Massa evitó entregar su apoyo explícito a alguna de las candidaturas aún en carrera, pero le hizo un guiño a Macri al decir que "entre el cambio y la continuidad, ganó el cambio". Probablemente los próximos pasos del candidato que quedó en tercer lugar sean motivados por su ambición de consolidarse como el líder que el movimiento peronista no tiene actualmente, entre otros motivos, por la fuerte división que causó el kirchnerismo en sus filas.

También estaría en sus cálculos los costos y beneficios que el triunfo de uno u otro tenga para su carrera política. Por lo pronto, dejó abierta la posibilidad de apoyar a Scioli, si rompe con el kirchnerismo, pero eso sería un suicidio político para Scioli, ya que los partidarios de la mandataria representan cerca de 30% de los electores.

En su esfuerzo por ir al centro en busca de los votos, el candidato del Frente para la Victoria corre el peligro de perder más votos de la izquierda, representada por el candidato Nicolás del Caño, quien obtuvo 3,3% de los votos y que llamó a votar en blanco en la segunda vuelta. En Argentina el voto es obligatorio, y quienes no apoyan a ningún candidato siempre pueden terminar votando por el que les disgusta menos. De ahí que ninguno de los contendores quiere irritar a ese gran segmento de indecisos.

Por otra parte, las encuestas muestran una ventaja en la intención de voto de los partidarios de Massa a favor de Macri. Según un sondeo temprano luego de la primera vuelta, 45% de quienes votaron por Massa pensaba hacerlo ahora por Macri, mientras sólo 22% lo haría por Scioli.

Cifras que preocupan

En junio, la declaración de Cristina Fernández, en la cumbre de la FAO en Roma, de que el país había bajado la pobreza a 5% de la población y la indigencia a 1,3% reavivó la polémica sobre la confiabilidad de los datos oficiales. El ministro de Economía, Axel Kicillof, salió a aclarar que la cifra no se refería a la pobreza, que no se ha actualizado desde 2013, sino al Índice Global del Hambre, de la FAO, que mide la malnutrición. Sin embargo, el polémico instituto oficial de estadísticas Indec aseguró que el número sí era oficial, pero calculado con metodología distinta a la europea. Según explicó, debido a que este cálculo estaba obsoleto, su medición había sido suspendida desde 2013.

Las cifras de pobreza de organismos independientes son dramáticamente diferentes. Según el Observatorio Social de la Universidad Católica de Argentina la tasa de pobreza sería de 27,5%.

Los programas sociales que han destinado grandes recursos a los sectores más pobres, como la Asignación Nacional por Hijo que beneficia a 3,5 millones de menores, se han vuelto tan populares que el mismo Macri, empresario con una fuerte orientación pro mercado, ha aclarado que no pretende modificarlos.

Sin embargo, hay cifras que muestran que persisten serias carencias en el acceso a los servicios básicos en parte importante de la población, aunque las estadísticas oficiales no los consideren pobres. Según el Censo de 2010, 17% de los hogares no tienen acceso a agua potable y 48% no dispone de algún sistema de alcantarillado. La existencia de grandes barrios en las áreas urbanas de Buenos Aires y otras ciudades del país donde la mayoría de las calles no están pavimentadas y carecen de servicios y de la conectividad adecuada, también da cuenta de los elevados niveles de inequidad que deja el kirchnerismo y que deberá atender el próximo gobierno.

Las polémicas declaraciones de Cristina Fernández sobre el éxito de su administración en la lucha contra la pobreza hicieron reflotar una antigua controversia con los organismos internacionales sobre la poca confiabilidad de las cifras que entrega el gobierno.

Macri ha acusado directamente a la autoridad de hacer trampas en las estadísticas y prometió restaurar la confianza y credibilidad de las instituciones, incluyendo el banco central y el Indec.

El FMI anunció este año un nuevo plazo para que Argentina corrija las imprecisiones en sus indicadores oficiales sobre PIB e inflación. El directorio del organismo impuso el 15 de julio de 2016 como fecha límite para presentar un informe sobre la corrección de errores en los indicadores oficiales. Sin embargo, para elaborar dicho estudio el FMI necesita el apoyo de las autoridades argentinas, respaldo que hasta ahora ha sido escaso y ha impedido cumplir anteriores plazos.

El Fondo jugó un papel determinante para que las autoridades argentinas presentaran en febrero un nuevo índice al aplicar en marzo de 2013 una moción de censura al país por sus criticadas estadísticas. El organismo incluso amenazó entonces con una suspensión al país trasandino.

Regreso a los mercados

Desde que Argentina entró en default en 2001 ha estado fuera de los mercados mundiales de capital.
Para poder volver a conseguir crédito internacional, deberá alcanzar un acuerdo con los tenedores de los bonos que siguen en mora y que no concurrieron a los canjes anteriores donde Néstor Kirchner le impuso recortes de 70% sobre el valor de la deuda.

Esos acreedores, que siguen reclamendo el total de los US$ 1.300 millones que se les adeuda, demandaron a Argentina ante un tribunal en Nueva York. Macri está dispuesto a negociar, pero prometió que defenderá los intereses de su país. Años de discurso populista han dejado una huella en el público, y si aparece cediendo a los fondos extranjeros puede alienar a una parte de los electores. Pero sabe que Argentina tiene mucho más que ganar si el capital vuelve a fluir al país. La nación sigue siendo una economía atractiva para los inversionistas, y se estima que hay miles de millones de dólares tan sólo esperando un acuerdo para volver a apostar por Argentina.

Tampoco Scioli se cierra a un acercamiento, aunque ha sido mucho más cauteloso en su discurso, porque no puede aparecer en directa confrontación con la presidenta.

Por otra parte, ambos candidatos saben que no les quedan muchas opciones. Las reservas se acaba aceleradamente en momentos en que el escenario económico internacional se deteriora y quince años después del default el país corre el riesgo de entrar en una nueva crisis financiera.

Exequiel Aguirre, economista de Merrill Lynch

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¿Habrá devaluación?

- Sí. Cuándo, dependerá que quién sea el próximo presidente. Si es Macri será bastante rápido. Si es Scioli será más gradual.

- ¿Por qué esa diferencia?

- Porque son ideológicamente distintos. Macri viene de la oposición con un mensaje mucho más profundo de cambio, entre otras cosas, de cambiar la política cambiaria. Y su equipo económico es bastante más liberal. Scioli es candidato del partido gobernante y está más atado a defender el pasado. Ideológicamente no cree en una devaluación tan rápida porque ve más riesgos, pero también tiene un pasado que defender.

- ¿Cuál será el efecto de la devaluación?

- Será importante. Hoy existen varios tipos de cambio en Argentina. El peso oficial está 40% a 50% sobrevaluado. Devaluar traería grandes mejoras a la competitividad del sector transable. Sería un beneficio para el sector exportador. También permitiría levantar el cepo, las restricciones a las compras de dólares lo que implica abrir la economía a las importaciones, sobre todo las de bienes de capital e intermedios. Eso beneficiaría al sector industrial e interno.

- ¿Ganó impulso Macri con el resultado de la primera vuelta?

- Sí. Revitalizó su campaña y la probabilidad de que sea el ganador.

- ¿Qué lectura hace de la frase de Massa de que "es el momento del cambio"?

- Fue una forma implícita de pararse más cerca de Macri que de Scioli. Al decir que dos tercios de la población quiere el cambio implícitamente agrupó a sus votantes con los de Macri. Sin decir "voto a Macri" dio señales de que no votaría por Scioli.

- ¿Cuáles serán los mayores desafíos del nuevo gobierno?

- Normalizar el sistema cambiario, lanzar un plan anti inflacionario, un plan fiscal que permita reducir gradualmente el déficit y ligado a eso un plan para normalizar ciertos precios internos de servicios públicos como el transporte y la electricidad altamente subsidiados.

- ¿Se puede bajar el gasto, cuando tocar los planes sociales es tan impopular?

- Probablemente los planes sociales seguirán, pero se puede reducir la deuda si la economía crece y el gasto se mantiene constante.

- ¿Volverá Argentina a los mercados?

- Sí, es difícil poner plazos, pero debe endeudarse justamente para no hacer un ajuste fiscal tan duro.

- ¿A un costo razonable?

- Menor que el reciente. Ya está bajando la tasa de interés y seguiría bajando si hay acuerdo con los acredores. Será más alto que otros países, pero bastante más bajo que el de los últimos años.

 

¿Qué es el "cepo" cambiario?

El "cepo cambiario" surgió en Argentina a fines de 2011 para frenar la salida de capitales y consiste en una serie de restricciones a la compra de dólares. Desde entonces, los argentinos deben pedir autorización a la agencia tributaria AFIP para comprar divisas. Además, quienes usan sus tarjetas de crédito en el exterior deben pagar un impuesto de 35% para compensar el retiro de dólares al cambio oficial, más barato que el paralelo, o blue.

Las restricciones hacen que operaciones simples de realizar en otros países, como comprar pasajes en una línea aérea, se vuelvan difíciles. La compra de dólares para ahorro está permitida a la tasa oficial pero con un máximo de US$ 2 mil y se deben mantener depositados. Si se retiran antes de un año se les aplica un impuesto de 20%. Esto aún es más barato que el blue, por lo que la demanda se ha disparado. El 28 de octubre la autoridad anunció más medidas para frenar el derrumbe de las reservas, incluyendo una baja en la cuota para las importaciones, un alza en las garantías exigidas a quienes operan en el mercado de futuros de cambio y nuevas restricciones a las operaciones en dólares de las aseguradoras.

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