Quiebra cadena de gimnasios que llegó a tener más de 12 mil socios
Body Line, que tuvo nueve locales, solicitó su liquidación. Dijo que no pudo hacerles frente a la crisis social y la pandemia.
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La lista de empresas en quiebra suma y sigue. Ahora fue el turno de la cadena de gimnasios Body Line Sociedad Anónima, formada en 2001 por Pablo Lecler y Fernando Vallet, y que operaba bajo su propia marca o como franquiciado de Sportlife.
La firma debutó con una sede en Huechuraba y luego sumó Sánchez Fontecilla y Bandera; continuó con su plan de expansión: en 2019, llegó a tener ocho gimnasios en la Región Metropolitana y uno en Los Andes, con más de 12.000 clientes activos, explicó la empresa en su solicitud de liquidación voluntaria.
En el documento, la sociedad precisó que el negocio se desarrolló de manera bastante normal. Salvo, dijo, entre 2017 y 2018, tuvo “enormes pérdidas” por la apertura de nuevos locales, la remodelación de otros y por la renovación de maquinaria.
“Si bien el año 2019 logró cerrar con números azules, el estallido delictual y de violencia que asoló al país a contar de octubre obligó al cierre de varias de nuestras sedes”, dijo la empresa, la que agregó que, cuando aún no se normalizaba su operación, llegó la pandemia.
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“Como es de público conocimiento, con la llegada del Covid-19 y el establecimiento de las medidas de control sanitario por la autoridad respectiva, desde mediados del mes de marzo se paralizó completamente la operación de los gimnasios, sin percibir ingreso alguno, manteniendo, sin embargo, los compromisos de pago”, dijo la compañía.
Añadió que tampoco hay un panorama muy alentador. “Los gimnasios no han podido establecer ni la más minina estabilidad en la entrega de los servicios; hoy prontos a cumplir un año del cierre por la crisis sanitaria la relación comercial con nuestros clientes está absolutamente destruida, sin perspectiva alguna de recomponerla”, sostuvo la sociedad.