BC advierte del profundo impacto que ha generado la pandemia en el empleo femenino
La entidad calculó el valor del trabajo no remunerado y advirtió riesgos de subutilización en la mano de obra hacia adelante.
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Un duro golpe asestó la pandemia al mercado laboral femenino. Si en las últimas tres décadas previo a la crisis sanitaria se observaba un avance en este ámbito, la pandemia borró lo logrado. En el segundo y tercer trimestre del año pasado la tasa de desempleo femenino cayó por debajo del masculino y revirtió la tendencia histórica.
¿Por qué la pandemia ha afectado particularmente la ocupación de las mujeres? Un recuadro incorporado por el Banco Central en su Informe de Política Monetaria (IPoM) de junio da cuenta de que el empleo en el comercio no se ha recuperado en la misma magnitud de otras ramas y éste es intensivo en mano de obra femenina. Además, la oferta de trabajadores también ha menguado por el cuidado del grupo familiar: si previo a la pandemia el valor del trabajo no remunerado era de 21% del PIB pasó a 26% en 2020 y de ellos dos tercios son producidos por mujeres.
Las mujeres jefas de hogar, que suelen tener familias monoparetales, tuvieron una doble carga al compatibilizar el trabajo en la ocupación con las labores de cuidados, recalcó el informe.
El BC precisa que la estimación de crecimiento tendencial considerada en el IPoM contempla que la participación femenina retomará niveles similares a los vigentes previo a la pandemia y seguirá una trayectoria de convergencia hacia los valores que se observan en los países de la OCDE. Sin embargo, advirtió que existe el riesgo de una prolongación del escenario impuesto por la pandemia que lleve una salida de la fuerza de trabajo de algunas mujeres que termine siendo permanente y una de las razones sería la obsolescencia de habilidades que conlleva un desempleo más prolongado.
Compatibilizar familia y trabajo
Para evaluar este riesgo, en mayo de este año se realizó un estudio cualitativo basado en entrevistas a mujeres que perdieron el empleo durante los últimos 14 meses y reveló que en general las entrevistadas quieren compatibilizar el cuidado de la familia con el empleo.
Distinguió tres grupos: las que quieren reincorporarse completamente en condiciones similares a las que tenían previo a la pandemia; las que quieren emplearse, pero con una menor carga laboral que les permita compatibilizar su ocupación con los cuidados (son las mayoritarias), y quienes al ser mayores de edad dicen que no se reincorporarán a la fuerza de trabajo.
Los dos primeros grupos contribuirán a la recuperación de la tasa de participación. Pero si prevalece el segundo grupo se podrá apreciar mayores formas de subutilización de la fuerza de trabajo en el futuro, por ejemplo, con una disminución en las horas de trabajo, o bien una reconversión hacia ocupaciones de menor productividad que permitan la conciliación entre la tarea de cuidado y la vida laboral, tales como el empleo por cuenta propia o la informalidad. Tras que las del tercer grupo incidirán en la pérdida de capacidades del mercado laboral.
Según el ente rector, la prevalencia de cada grupo dependerá de las expectativas de las mujeres y de la extensión de las medidas de confinamiento, la reapertura de los centros educativos y la recuperación de la rama de actividad más afectada que son intensivas en el uso de la fuerza de trabajo femenina.