Crisis hídrica: ¿subir o no la tarifa del agua potable para racionalizar su consumo?
Cuarenta expertos, entre economistas, abogados y académicos respondieron al Panel de Políticas Públicas de la Escuela de Gobierno de la UC: las opiniones están divididas. Expertos dudan de la efectividad de la medida.
- T+
- T-
La crisis hídrica que ha afectado al país durante los últimos años ha planteado diversos desafíos para expertos y autoridades de gobierno. Instalación de desaladoras en el norte, propuestas de reforestación, racionamiento del consumo de agua en áreas específicas y declaración de emergencia agrícola en algunas regiones, han sido algunas de las alternativas barajadas por el gobierno y el sector privado para minimizar los impactos del cambio climático en la decreciente oferta de agua que existe en múltiples zonas del país.
El racionamiento de este recurso a través de un alza de las tarifas ha sido una opción que también se ha estudiado, pero que no se ha concretado: se trata de una medida al menos controvertida e impopular, donde no hay una sola opinión.
Por eso, el Panel de Políticas Públicas de la Escuela de Gobierno de la Universidad Católica le preguntó a cuarenta expertos (entre economistas, abogados y académicos) su opinión al respecto. Y la principal sorpresa de los resultados es precisamente la amplitud de las opiniones.
A diferencia de otros paneles (como los de impuestos o sobre la reducción de la jornada laboral), se mezclaron factores políticos con las aspiraciones de combatir la crisis hídrica. Los participantes de la instancia tuvieron que tomar postura respecto de la siguiente afirmación: “La crisis hídrica que enfrenta el país requiere de una gama de políticas públicas, incluyendo un alza en la tarifa del agua potable que racionalice su consumo”.
El 29% de los que respondieron mencionaron estar “en desacuerdo” con la posibilidad de subir las tarifas de agua potable.
Entre las razones para rechazar el alza de tarifas está que el gobierno debería optar por otro tipo de medidas que realmente vayan en busca de reducir la crisis hídrica que afecta al país.
En la otra vereda se encuentra un 26% que manifestó estar “de acuerdo” con la posibilidad de subir las tarifas porque, plantean, sería una buena alternativa para hacerse cargo de esta crisis. Eso sí, se planteó que esta decisión se debe complementar con otras políticas públicas que vayan en la misma dirección.
Valdés: “Falta mucha más reflexión”
Al desglosar los resultados, aparece que la mayoría de las características demográficas (como disciplina, edad y género) no tienen diferencias significativas. Sin embargo, el único factor donde se genera una pequeña divergencia está en torno a la sensibilidad política.
Las personas que se identifican con la centro-izquierda tuvieron una postura más desfavorable en torno a la posibilidad de aplicar esta política, mientras que los que están en la centro-derecha, estuvieron más de acuerdo.
Según Rodrigo Valdés, actual académico de la Escuela de Gobierno de la Universidad Católica, los resultados de esta versión demuestran que los expertos deben reflexionar sobre este problema. “Este es un tema del que nos falta mucha más reflexión. La pasión se nos mete muy fácilmente. En el fondo, todo el tema hídrico requiere más interacción con el mundo científico que sí lo ha estudiado”, opinó el exministro de Hacienda.
¿Qué opiniones se escucharon entre los panelistas? Visiones críticas...
Soledad Arellano:
“La evidencia muestra que la demanda de agua potable es inelástica, por lo que aumentos en precio tendrían un impacto reducido en el consumo”.
Susana Claro:
“Mejores políticas son mejorar manejo de las cuencas, reforestación, recarga de acuíferos, entre otras. Y deben ser sensibles a las particularidades de cada territorio. La carretera hídrica y la construcción de embalses son paliativos que no ayudan a mejorar definitivamente el tema”.
Gloria de la Fuente:
“La crisis hídrica requiere racionalizar el consumo, pero probablemente ello se consiga de mejor manera con cambios de hábitos que con el aumento de tarifa para un producto que tiene, en un porcentaje importante, una demanda inelástica”.
Carolina Tohá:
“El consumo humano representa en Chile el 10% del consumo de agua. El mayor consumidor es la agricultura y, mucho más abajo, la minería. Lo primero que debemos hacer es crear una gobernanza para las cuencas en que estos sectores aporten más a la inversión y tengan un consumo responsable. A la larga las tarifas residenciales tendrán que subir igual pero no debemos partir por ahí”.
Salvador Valdés:
“La oferta de agua potable desalinizada es infinitamente elástica al precio, por lo que basta con ajustar la tarifa al costo medio de producción de la fuente marginal”.
Valentina Quiroga:
“Sí, se requiere racionalizar el consumo del agua, además de establecer prioridades para su uso. Pero esta propuesta es regresiva. El 70% del consumo de agua es en agricultura. Son otras las políticas más adecuadas para racionalizar su uso en este sector: nuevas tecnologías, cambios de cultivos, incorporar las plantaciones a estudios de impacto ambiental, etc. El consumo humano es apenas el 6-7%, por lo que además de regresivo, será poco efectivo”.
Loreto Silva:
“Es necesario incorporar el concepto de sostenibilidad del recurso hídrico a la moderación tarifaria. La opción más barata (pozos) no es siempre la más eficiente y sostenible (ejemplo Copiapó/ se depredaron las napas con esa tesis)”.
Ignacio Briones:
“Dos consideraciones: 1) Consumo humano representa solo 6% del consumo total, por lo que no es obvio que haya escasez a ese nivel pese a escasez hídrica general. 2) Asumiendo que hay escasez para consumo humano, el precio debe subir de forma tal de administrar la escasez, pero mi postura es que debe hacerse acompañada de un subsidio directo a los sectores de menores recursos”.
Alejandro Ferreiro:
“El alza de tarifa será necesaria, no tanto para racionalizar consumo, sino para financiar las inversiones necesarias para generar suministro seguro en escenarios de creciente presión o déficit hídrico. El modelo tarifario de empresa eficiente debe reconocer infraestructura de empresas más resilientes”.
Claudio Seebach:
“El costo de proveer agua potable y saneamiento debe dar señales de precio correctas a la inversión, eficiencia y consumo responsable, incluyendo además los mayores riesgos asociados al cambio climático como escasez, eventos extremos, nuevas fuentes de producción como desalación, etc., lo que muy probablemente implica un aumento de tarifa”.
Lucía Santa Cruz:
“Tal vez debería subir después de un cierto nivel de consumo”.
Jeannette von Wolffersdorff
“Todos los consumidores de agua, sean personas naturales o jurídicas del sector privado -o servicios del Gobierno Central o Municipios- deberían contar con medidores de agua que indiquen consumos exactos. Como principios, me parece justo y equilibrado (i) que el consumo de agua sea repartido considerando -entre otros- la disponibilidad general en las respectivas cuencas, y (ii) que se establezca un pago acorde al uso individualmente
medido"