La Copa del Mundo de US$ 300 mil millones de Qatar se dirige a una caída épica
A los agentes de bienes raíces les preocupa que los departamentos permanezcan sin terminar, mientras que los hoteles tendrán un exceso de habitaciones y algunos estadios nunca se volverán a utilizar.
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Cuando Qatar fue sacado del sobre como futuro anfitrión de la Copa del Mundo, en 2010, era dudoso que la mayoría de los fanáticos del fútbol hubieran podido encontrarlo en un mapa.
Una docena de años, US$ 300 mil millones y una gran cantidad de controversia más tarde, una de las campañas de marketing más costosas de la historia culminará con el pequeño estado del Golfo albergando el domingo la final entre Argentina y Francia que se espera sea vista por la mitad del planeta.
La pregunta inevitable es si la extravagancia valió la pena, incluso para un anfitrión con un pozo de dinero aparentemente sin fondo. Los organizadores, particularmente la FIFA, ven el evento como un éxito absoluto: una audiencia televisiva récord, fanáticos felices y una marca pulida. Pero por mucho "poder blando" que Qatar haya ganado con el torneo, el regreso a la normalidad será un bajón épico.
Después de un mes en el que más de 700 mil aficionados llegaron a Doha, Qatar volverá a estar relativamente vacío. Los fanáticos ya han comenzado a regresar a casa, al igual que una gran cantidad de trabajadores migrantes. A los agentes de bienes raíces les preocupa que los departamentos permanezcan sin terminar, mientras que los hoteles tendrán un exceso de habitaciones y algunos estadios nunca se volverán a utilizar.
Luego está la posición internacional de Qatar, incluso cuando suministra casi una cuarta parte de las importaciones de gas natural licuado de las que depende Europa para pasar el invierno. Antes de que el foco de atención de la Copa del Mundo se convirtiera en dramas y sorpresas en la cancha, el país enfrentó críticas sobre los derechos de los trabajadores migrantes y una aversión a los símbolos del orgullo LGBTQ. Es poco probable que desaparezcan.
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Esta semana, Qatar también ha sido objeto de titulares no relacionados con la Copa del Mundo: un escándalo de corrupción en la Unión Europea que involucra acusaciones de soborno.
Y el próximo mes se volverá a poner de relieve cómo uno de los eventos deportivos más importantes se entregó a una pequeña ciudad-estado en una de las regiones más calurosas del mundo a medida que se inicia un caso judicial. Una acusación presentada en EEUU denuncia a varios funcionarios de recibir sobornos para respaldar la oferta de Qatar. El país niega haber pagado a nadie por los derechos de hospedaje.
“Habrá algunos beneficios a largo plazo para la población local de Qatar”, dijo Christina Philippou, profesora titular de finanzas deportivas en la Universidad de Portsmouth en Reino Unido. “Sin embargo, si todo el propósito era mostrar Qatar al mundo, en ese sentido creo que ha habido algunos aspectos que mejoran menos la reputación. Ha sido una campaña publicitaria muy costosa y no estoy segura de que haya sido especialmente exitosa”.
No hay duda de que Qatar avanzó en los derechos de los trabajadores después del escrutinio de los activistas. Un mes antes de que comenzara el torneo, el 20 de noviembre, el emir gobernante, el jeque Tamim bin Hamad Al Thani, dijo a los legisladores locales que algunas de las críticas eran útiles para el desarrollo del país. Pero también respondió a lo que llamó una “campaña sin precedentes”, llena de “mentiras y falsas verdades” con motivos dudosos.
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Los preparativos para la Copa del Mundo arrojaron luz sobre el sistema de patrocinio "kafala" de la región del Golfo para trabajadores extranjeros, y aunque parte de la controversia sobre los derechos humanos en Qatar se ha desvanecido desde que comenzó el evento, algunos grupos que defienden a los trabajadores migrantes dicen que la presión debe continuar.
“El final del torneo no debe significar el final del escrutinio”, dijo Isobel Archer, gerenta del programa del Golfo en el Business & Human Rights Resource Centre en Londres. “Aunque la FIFA y el gobierno de Qatar han promovido repetidamente la narrativa de que las reformas laborales eran el objetivo final, sabemos por los propios trabajadores que aún falta mucho por implementarlas”.
La búsqueda a largo plazo de Qatar era que el torneo modernizara su imagen y lo convirtiera en un destino turístico y de negocios a la par de su rival regional Dubái. No es la primera vez. Los grandes eventos deportivos se han visto durante mucho tiempo como un catalizador para transformar las ciudades.
Casos anteriores
Los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 fueron vistos como el arquetipo de la historia de éxito deportivo, trayendo la infraestructura y el turismo que tanto necesitaban a la ciudad española en dificultades. A medida que se desvanecía la exuberancia, tal como sucedió después de los Juegos Olímpicos de Atenas y los campeonatos europeos de fútbol en Portugal, años después, crecieron las críticas por los sobrecostos y la exageración de los beneficios sociales.
El beneficio económico de albergar la Copa Mundial de Fútbol también puede ser un mito, sin un impulso evidente inmediatamente después del evento, según un artículo reciente de la Universidad de Surrey, en Reino Unido.
Qatar no es diferente. Incluso antes de que termine la copa, los edificios vacíos salpican sus distritos comerciales y residenciales. Alrededor de 765 mil aficionados visitaron Qatar durante las dos primeras semanas del torneo, según los organizadores, menos de los 1,2 millones que Qatar esperaba que asistieran.
Sin embargo, muchos de los que hicieron el viaje no quedaron decepcionados. Los sorprendentes resultados (Arabia Saudita venció a Argentina, la salida anticipada de Alemania, la derrota de Brasil en cuartos de final ante Croacia y el avance de Marruecos a las semifinales) se sumaron a la conveniencia de que la competencia se jugara en una sola ciudad.
“Es genial poder ver todas las diferentes culturas y personas, y es mucho más familiar”, dijo Jason Daley, un estadounidense que ha asistido a todas las Copas del Mundo desde 2006 y tiene cuentas de redes sociales que brindan información a los fanáticos sobre el torneo. “En comparación con las dos últimas Copas del Mundo, la facilidad para pasar la seguridad y entrar a los estadios ha sido increíblemente fluida”.
En una declaración a Bloomberg News, un funcionario del gobierno de Qatar dijo: “Qatar ha desafiado a los escépticos que afirmaban que no podría albergar una Copa del Mundo exitosa. Algunos de esos críticos ahora admiten que la Copa Mundial de Qatar ha sido la más segura, familiar y accesible hasta ahora para los aficionados de todo el mundo”.
Futuro del emirato
No está claro cómo Qatar seguirá siendo atractivo para los turistas. Después de que los ganadores partan del Aeropuerto Internacional Hamad, que alberga un complejo de jardines tropicales bajo techo, la atención del mundo se desplazará rápidamente a otra parte.
El club de fútbol Real Madrid abrirá un parque temático el próximo año, que incluirá atracciones, juegos, un museo y tiendas de recuerdos. Es una atracción perfecta después de la Copa del Mundo. Pero será en Dubai, no en Doha.
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Al carecer de una liga de fútbol local competitiva, muchos de los estadios serán desmantelados o reconvertidos. El estadio 974, derivado del código de marcación internacional de Qatar, se construyó con contenedores y se desmantelará después de albergar un desfile de moda y conciertos.
Se han prometido alrededor de 170 mil asientos de otros estadios a los países en desarrollo. Los otros seis estadios se reutilizarán para hoteles, centros comerciales o se harán más pequeños para los equipos locales, lo que se sumará a un mercado inmobiliario que ya está sobreabastecido.
“La infraestructura, como el sistema de metro, se habría construido independientemente del torneo que se organizó”, dijo Ross Griffin, profesor asistente de la Universidad de Qatar. “Pero puso una fecha de finalización conveniente para todo”.