Banca & FinTech

Jamie Dimon, tras comprar First Republic: "La crisis bancaria casi ha terminado"

El CEO de JPMorgan señala que puede haber otros sobresaltos en el sector bancario, pero considera que la adquisición de First Republic por parte de la entidad que dirige "prácticamente lo resuelve todo".

Por: Expansión. | Publicado: Lunes 1 de mayo de 2023 a las 15:28 hrs.
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Jamie Dimon, CEO de JPMorgan
Jamie Dimon, CEO de JPMorgan

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"La crisis bancaria casi ha terminado; confío en que esta operación ayude a estabilizar definitivamente el sistema bancario, que se mantiene extraordinariamente sano y fuerte en Estados Unidos". Son palabras del CEO de JPMorgan, Jamie Dimon, tras darse a conocer la compra de los activos de First Republic por parte del mayor banco de Estados Unidos.

De esta forma, se adelantó a las críticas que puedan surgir en torno a la concentración del sector, tanto por parte de los propios competidores como especialmente desde el ámbito político, ya que entre las propias filas de Joe Biden son muchos los detractores de que First Republic haya acabado en manos de un gigante de Wall Street, sobre todo después de que senadores y congresistas se comprometieran durante las últimas semanas a garantizar la independencia de la banca regional.

Más allá del optimista mensaje de Dimon, también reconoció este lunes que podría quedar algún banco más en la misma situación, pero insistió en que se trataría de "pequeñas entidades" y que lo peor de la tormenta financiera ha quedado ya atrás. De hecho, puso de manifiesto que en las cuentas trimestrales publicadas a lo largo de las dos últimas semanas, con la gran excepción de First Republic y algún caso aislado, como el de PacWest, "realmente han tenido muy buenos resultados", apuntó el consejero delegado de JPMorgan.

Por otra parte, Dimon también defendió su estrategia. En primer lugar, porque una resolución acelerada, como ocurrió en su día con Silicon Valley Bank (SVB), le habría costado a la Corporación Federal de Garantía de Depósitos (FDIC) varios miles de millones de dólares, además de una tormenta política ante la necesidad de garantizar todos los depósitos superiores a US$250.000 en las cuentas de clientes.

Ya en el caso de SVB y Signature Bank, la secretaria del Tesoro de EEUU, Janet Yellen, tuvo que salir al rescate. Incluso llegó a prometer que también rescataría los depósitos en futuras quiebras, para tener que matizar sus palabras después ante la polémica que se desató en el Congreso. De esta forma, al anunciar la quiebra y la venta de los depósitos al mismo tiempo se traslada esa responsabilidad a JPMorgan, y no a la esfera pública.

También ha servido para agilizar el proceso de venta y estabilizar el mercado. En el caso de SVB, la FDIC necesitó varios días para conseguir un comprador para los activos de Silicon Valley Bank, incluso después de ofrecer varias prórrogas, con los activos mucho más deteriorados tras la fuga de clientes tanto antes como después de que la entidad fuese intervenida por el regulador. De esta forma, también los acreedores de First Republic tendrán más margen de acción y podrán recuperar una cantidad mayor de las obligaciones pendientes del banco.

"El Gobierno nos invitó a nosotros y a otros a dar un paso adelante, y lo hicimos", dijo este lunes Dimon. "Nuestra fortaleza financiera, capacidades de gestión y modelo de negocio nos permitieron armar una oferta para ejecutar la transacción de forma que se minimizaran los costes para la FDIC".

El CEO se refirió en este caso a que el banco lleva semanas en venta. First Republic se situó en el ojo de la tormenta en el mismo momento en que se dio a conocer la caída de SVB y Signature Bank. Desde entonces, ha explorado diferentes alternativas, especialmente la integración de la entidad en un banco competidor. Inicialmente, se intentó que fuera del mismo tamaño, pero el agujero de su balance era tan grande -superior en ese momento a los US$30.000 millones- que ningún rival mediano o regional quiso asumir el riesgo. Sólo las grandes entidades, especialmente JPMorgan, Bank of America o Citi contaban con los recursos financieros para hacer frente a la compra. El resto de ofertas, como la de PNC, habría supuesto un sobrecoste mayor a las arcas públicas estadounidenses.

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