Banco de México bajó tasas y el peso aguantó, pero no será suficiente
La rebaja de 0,25% no es suficiente para activar la inversión o el consumo, porque los movimientos de las tasas de interés no se manifiestan en la economía inmediatamente y dependen de las decisiones que tomen los bancos.
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El Banco de México bajó tasas y no pasó nada en la divisa de ese país. Esto importa porque había dudas sobre cómo reaccionarían los mercados ante una reducción del premio que paga México. El hecho es que, al final del día de ayer, el peso recuperó 12 centavos respecto a su nivel del cierre del miércoles.
La reacción de los mercados ante la decisión del Banxico es una excelente noticia en una semana marcada por el nerviosismo y los malos augurios. Le da la razón, por el momento, al subgobernador Gerardo Esquivel que ha sido el principal promotor de la baja en las tasas en la Junta de Gobierno.
¿Por el momento, por qué regatear méritos a Esquivel? 24 horas no son suficientes para llegar a una conclusión definitiva. Es necesario mantener bajo la lupa por unos días más el desempeño de los mercados. Se viven días enrarecidos, cualquier ventarrón puede traer nubes que provocan una tormenta. Adicionalmente, se tendrá que ver cuál es el impacto de la baja de las tasas en otras variables: ¿se relajará la inflación?, ¿servirá para levantar el PIB, aunque sea un poco más?
La verdad es que sabemos parcialmente la respuesta: una baja de 0,25% es apenas una cucharadita. No es suficiente para activar la inversión o el consumo, en primer lugar porque los movimientos de las tasas de interés no se manifiestan en la economía inmediatamente y dependen de las decisiones que tomen los bancos. Además, hay que tomar en cuenta que la tasa de referencia sigue siendo muy alta, comparada con la inflación que es de 3,78% y también puesta frente a la que ofrece la Reserva Federal de Estados Unidos, 2%.
Entonces, ¿por qué echar las campanas al vuelo? La decisión del Banco de México rompe una racha de cinco años y dos meses sin bajar las tasas. La última vez que lo hizo fue en junio del 2014, cuando las colocó en 3%. Desde finales de 2015, el costo del dinero se fue para arriba y llegó hasta 8,25%. Las alzas sirvieron para domesticar una inflación que se salió de control con el gasolinazo de diciembre de 2016 y, después, para mantener la capacidad de atracción de capitales y así sostener el tipo de cambio.
Si esta baja en las tasas no es suficiente para reactivar la economía, entonces, ¿qué falta? Para empezar más recortes en la tasa. Adicionalmente, debemos reconocer que muchos factores están inhibiendo la inversión y el consumo: la debilidad del mercado laboral formal; los ajustes a la baja en los pronósticos de crecimiento económico para México; el subejercicio de gasto público (que se supone ya terminó) y la molestia o desconcierto del sector empresarial ante algunas decisiones del gobierno. En el exterior, pesa la falta de aprobación del Tratado de Libre Comercio 2.0 en el Congreso de Estados Unidos; las medidas proteccionistas de Donald Trump contra algunos sectores y la tensión comercial entre Estados Unidos y China.
Incertidumbre. Todos estos factores contribuyen a mantener un escenario donde la incertidumbre está tan presente que casi se puede tocar con la mano. Se expresa en las cifras de confianza del consumidor que ya están en niveles "terrestres", luego de haber dado un brinco hasta la luna, después del triunfo de López Obrador. Se manifiesta, además, en la caída de la inversión. La baja de tasas ayuda, pero no es suficiente.