Las amenazas globales están llevando a las empresas a acortar sus cadenas de suministro
En promedio, una interrupción del suministro de más de un mes golpeará a las empresas una vez cada 3,7 años, con un costo de más de 40% de las ganancias de un año cada década.
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Andrew Edgecliffe-Johnson
En los próximos cinco años las empresas podrían trasladar a nuevos países una cuarta parte de sus fuentes de abastecimiento global de productos, según un nuevo estudio que advierte que las crecientes amenazas a las cadenas de suministro están afectando seriamente las ganancias.
Están en juego bienes por un valor de entre US$ 2,9 billones y US$ 4,6 billones (millones de millones), equivalente a entre 16% y 26% de las exportaciones mundiales en 2018, estima el reporte de McKinsey Global Institute.
Las consideraciones de costos y las presiones gubernamentales para volverse más autosuficientes podrían hacer que más de la mitad de la producción farmacéutica y de vestuario se traslade a nuevos países, agrega.
El estudio subraya hasta qué punto la crisis del Covid-19 obligó a las empresas a repensar las cadenas de suministro “justo a tiempo” de las que ha llegado a depender la economía mundial. Pero enfatiza que las presiones para este nuevo enfoque en la resiliencia de la cadena de suministro y la regionalización estaban aumentando incluso antes de que golpeara la pandemia.
Las tensiones comerciales, los ataques cibernéticos y los riesgos climáticos -desde las olas de calor hasta los huracanes- están exponiendo a las empresas a interrupciones cada vez más costosas, dijo Susan Lund, socia de MGI, el brazo de investigación de la consultora global.
Como resultado, encontró el informe, las empresas pueden esperar en promedio que una interrupción que dure más de un mes las golpee cada 3,7 años, con un costo de más de 40% de las ganancias de un año cada década.
Eso está cambiando el cálculo detrás de las inversiones en la diversificación de las cadenas de suministro o acercándolas a casa, dijo Lund.
El principal hallazgo del estudio de MGI se hace eco de las simulaciones publicadas por la consultora BCG el mes pasado, que encontraron que el comercio bidireccional entre EEUU y China podría reducirse en aproximadamente 15% o alrededor de US$ 128 mil millones para 2023 desde los niveles de 2019.
Un informe de Kearney concluyó de manera similar en junio que los efectos colaterales del Covid-19 acelerarán la "reevaluación fundamental" de las empresas de sus cadenas de suministro. La tecnología ya había disminuido la importancia del arbitraje laboral, señaló la consultora, mientras que la creciente demanda de los consumidores por una entrega rápida ya estaba creando presión por cadenas de suministro “multilocales” más cortas.
No tan rápido
Sin embargo, algunos analistas advierten contra la expectativa de una rápida reversión de décadas de globalización. Esta semana, S&P Global Ratings señaló que los fabricantes estadounidenses tiene pocas opciones para reemplazar a sus proveedores chinos. Más allá de los "costos potencialmente prohibitivos" de encontrar un manufacturero alternativo, dijeron los analistas de S&P, las empresas estadounidenses pueden ser reacias a arriesgarse a perder el acceso a la segunda economía más grande del mundo.
"Continuará habiendo mucha producción en China porque hay más de 1.000 millones de consumidores allí", dijo Lund, y agregó que no esperaba que muchos trasladarán la producción a Estados Unidos por completo. Sin embargo, muchas empresas estadounidenses en particular habían llegado a la conclusión de que sus cadenas de suministro se habían vuelto demasiado largas y complejas, dijo.
La pandemia ha acelerado las inversiones digitales de las empresas destinadas a mejorar su comprensión de las vulnerabilidades de la cadena de suministro, agregó: “Cuando hago un pedido en Amazon, sé cuándo se ha recibido, cumplido y enviado el pedido, pero la mayoría de las empresas no pueden hacerlo. No puedo decirte la cantidad de industrias en las que la gente todavía envía pedidos a sus proveedores por fax".