El superávit de Argentina en el comercio de bienes se duplicó en julio a tasa anualizada, lo que permitió a la economía trasandina registrar una mejora en la balanza comercial por segundo mes consecutivo. La cifra, sin embargo, oculta un prolongado deterioro en el desempeño de las exportaciones este año, a medida que una brusca reducción en el gasto en importaciones enmascara el desplome de las ganancias por exportaciones.
Los envíos al extranjero retrocedieron por octavo mes consecutivo en julio, una caída de 9% respecto del mismo mes del año pasado, a medida que los menores precios de las exportaciones de commodities agrícolas de Argentina y la menor demanda regional por la producción del sector industrial impactaron las ganancias.
Una mejorada balanza comercial en términos anuales, que ascendió a US$ 803 millones, frente a los
US$ 376 millones en el mismo período del año pasado, sólo fue lograda gracias a un retroceso de 16% en el gasto en importaciones.
Ninguna de las categorías de las exportaciones escapó del deterioro, aunque la tendencia se sintió con más fuerza en el sector de las manufacturas industriales. Dos exportaciones clave, cereales y manufacturas automotrices, se desplomaron 29% y 23% respectivamente, reflejando el efecto de la caída en los precios de la soya y el derrumbe en la demanda por exportaciones de vehículos en Brasil, el principal mercado para Argentina, que entró en recesión en el segundo trimestre de este año.
Política oficial
Subrayando los problemas en las exportaciones de Argentina, sólo un tercio de la caída en las ganancias por exportaciones puede ser atribuida a la baja en los precios de los productos despachados, mientras que los dos tercios restantes obedecen al retroceso de los volúmenes. La reducción en la cuenta de las importaciones respondió exclusivamente a la baja en la cantidad de productos ingresados. Los precios de las importaciones no registraron variación y, junto con la continua depreciación del peso, van a contribuir a las presiones inflacionarios.
La política de sustitución de importaciones impulsada por el gobierno, que ha servido para restringir la entrada de productos, ha quedado en evidencia por el descenso de las importaciones en todos los meses, salvo uno, este año. Este proceso ha sido exacerbado por el declive en la demanda por importaciones, provocado por el deterioro de la economía, con el gasto en las importaciones hundiéndose más de cinco veces más rápido en julio que a comienzos de año.
Incluso con una considerable compresión de las importaciones, la mejora en la balanza comercial no fue suficiente para compensar el acelerado deterioro en las cuentas externas a comienzos de año.
El superávit acumulado en los primeros siete meses de 2014, de US$ 4 mil millones, fue 19% menor que en el mismo período del año pasado.