España avanza a nuevas elecciones en medio del estancamiento político
Aunque las encuestas sugieren que el PP podría mejorar su desempeño de diciembre, persistirán las dificultades para formar un gobierno de coalición.
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EIU asigna ahora una probabilidad de 70% a al escenario de que los partidos españoles no logren conformar gobierno antes del 2 de mayo, el plazo final que otorga la constitución, y se tengan que repetir las elecciones el 26 de junio. Existe todavía una pequeña probabilidad de que el Rey Felipe VI logre gestionar un acuerdo entre el Partido Popular de centroderecha, el centro izquierdista PSOE y el liberal Ciudadanos en las consultas programadas para la próxima semana.
Si España repitiera las elecciones, es posible que el resultado fuera ligeramente más claro que en 2015. Pero parece al menos probable que una nueva elección lleve al mismo fragmentado parlamento, sin un claro ganador otra vez. En este escenario la presión sobre los principales partidos para adoptar una línea más constructiva y dar un gobierno al país aumentarán considerablemente. Esto podría potencialmente producir un acuerdo de gobierno más rápidamente, pero también podría generar fracturas dentro de los mayores partidos, particularmente el PSOE y el PP.
En este contexto, el rey anunció una ronda final de consultas con los líderes políticos el 25 y 26 de abril. Existe creciente especulación de que el monarca va a proponer una salida alternativa al punto muerto, presentando quizás a un candidato independiente para que lidere un gobierno de coalición. Aunque todos los grandes partidos se mantienen en términos nominales abiertos al diálogo, y el PSOE ha declarado que no renunciará a su pacto con Ciudadanos, no esperamos que las conversaciones produzcan avances.
Las últimas maniobras de las principales formaciones políticas parecen cada vez más encaminadas a tratar de evitar la responsabilidad por desencadenar una nueva elección y no sufrir una sanción en cuanto al apoyo público. Pedro Sánchez, el líder del PSOE, y Mariano Rajoy, presidente en funciones y líder del PP, también se están aproximando a las negociaciones con un ojo puesto en su propia supervivencia, lo que hará que concluir un acuerdo de coalición muy impopular dentro de sus respectivos partidos sea una alternativa muy difícil de tragar.
Factor económico
Más aún, las presiones políticas, financieras y económicas que podrían ayudar a la formación de un gobierno de compromiso siguen mayormente ausentes. El gobierno ha rebajado su proyección de crecimiento real del PIB para 2016 de 3% a 2,7% y elevado sus pronósticos para la tasa promedio de desempleo para todo el año en 0,2 punto porcentual a 19,9%. Pero estas revisiones apuntan a una desaceleración económica gradual, debido principalmente a un ambiente global menos favorable y a la normalización del ciclo de recuperación de España. Por lo tanto, es poco probable que produzcan demandas públicas por un gobierno de coalición en el corto plazo.
Pese al impasse político y a las recientes revelaciones por parte del gobierno de una revisión a su proyección para el déficit de 2016 de 2,9% del PIB a 3,6%, los bonos españoles de referencia a diez años se están transando con un rendimiento de 1,52% en el mercado secundario. Esto es más alto que el piso histórico de marzo de 2015, cuando cayeron a 1,15%, pero —en el contexto de la expansión del programa de alivio cuantitativo del Banco Central Europeo en marzo de este año— todavía substancialmente menor al 1,8% alcanzado justo después de las elecciones generales del 20 de diciembre. La volatilidad en los mercados financieros podría aumentar si España se acerca a una nueva elección, pero esto llegaría muy tarde como para afectar las negociaciones antes del plazo final del 2 de mayo.
Renuncia de ministro
La situación política se complicó aún más para Rajoy y el PP con la renuncia del ex ministro de Industria, José Manuel Soria, tras aparecer nombrado en los Panama Papers. La partida de Soria, miembro del círculo interno de Rajoy, ha generado controversia dentro del partido y debilitado la posición de Rajoy a nivel interno. También hizo que alcanzar un acuerdo de último minuto con el PSOE y Ciudadanos sea más difícil, ya que ambos partidos temen el riesgo reputacional de hacer un trato con el PP.
Aunque Soria ha negado una conducta impropia, su salida puede dañar también las perspectivas electorales del PP. Hasta ahora las encuestas sugieren que el PP repetirá en junio su desempeño del 20 de diciembre, incluso quizás aumentando levemente su participación en los votos. Esto ha alimentado especulación de que el partido podría quedar más cerca de una mayoría negociable que ahora si se alineara con Ciudadanos, que parece haber ganado terreno en las encuestas. Rajoy ha asumido una línea dura en las negociaciones, insistiendo en que el PP debe liderar el próximo gobierno.
Sin embargo, la inestabilidad dentro del PP, y cualquier otra denuncia de corrupción ligada al partido podría amenazar esta estrategia, aumentando el riesgo de otro resultado no concluyente si se repiten las elecciones.