Marina Silva promete responsabilidad fiscal, banco central autónomo y tipo de cambio flotante

Luego de aceptar el miércoles en la noche ser la abanderada presidencial del Partido Socialista de Brasil (PSB), Marina Silva criticó el manejo económico del gobierno de Dilma Rousseff y se comprometió a mantener los compromisos adquiridos por su predecesor Eduardo Campos.

En la conferencia en la que anunció su candidatura, la ex senadora reprochó el bajo crecimiento, la alta inflación y las elevadas tasas de interés que, según ella, debilitan la lucha contra la desigualdad y dañan el desarrollo económico de la nación. La carta del PSB también declaró que los errores de la política energética de Rousseff les habían costado caro a los brasileños.

La ex ministra de Medio Ambiente en el gobierno de Lula da Silva aseguró que mantendrá los acuerdos que aceptó Cam- pos antes de su muerte el 13 de agosto. "Llego con el sentido de responsabilidad con los compromisos asumidos en estos diez meses de campaña por Eduardo Campos", citó el periódico local Valor Económico. Silva recordó que durante mucho tiempo ella ha "defendido la respon- sabilidad fiscal", que Campos era un "defensor de la autonomía formal del banco central" y reiteró su promesa de promover un tipo de cambio flotante y un superávit primario. La representante socialista hizo hincapié en la variación de los precios al insistir en su compromiso con la meta de inflación.

"No soy de las que espera lo peor. Deseo que la inflación no sea tan dura como lo estima el mercado, pero el gobierno debería hacer algo", manifestó. "No podemos simplemente perder el patrimonio que construimos de inflación controlada. Desafortunadamente, la presi- denta Rousseff será la primera presidenta en entregar un Brasil en peor forma de la que lo recibió", citó Bloomberg. Tony Volpon, analista de Nomura, estima que el camino a la victoria de Silva depende de su habilidad de moverse hacia el centro político y de presentarse como un agente de cambio confiable. El experto explicó en una nota que ser reformista no es suficiente. Tal como lo hizo Lula, Silva "tiene que mostrarse como un agente de cambio confiable, no radical", escribió.