Por Claudia Marín/Francisca Orellana
“La innovación operativa ha existido siempre en las empresas, pero en los últimos años se ha ido comprobando el gran potencial de fomentarla y formalizarla dentro de las organizaciones”, dice Pedro Traverso, gerente general de Ceop Consulting, consultora que, junto a la CPC, la Asociación Chilena de Seguridad y la Universidad Católica, organizó la primera versión del Premio a la Innovación Operativa (PIO) en 2010.
Aunque en la iniciativa participaron 78 proyectos de 22 compañías de todos los tamaños, sostiene que en Chile las empresas no siempre disponen de los espacios y condiciones para que la experiencia de los trabajadores se traduzca en mejoramientos productivos, práctica que sí se ha incorporado en países como Estados Unidos, Finlandia o Canadá.
“Muchas firmas se esfuerzan para que sus trabajadores se ‘pongan la camiseta’. Una forma efectiva de que esto pase es haciéndolos participar en el proceso de mejoramiento de la compañía y reconocerlos por eso”, señala.
Con este concepto las organizaciones ganan, dice, porque los trabajadores sí tienen buenas ideas, algunas de las cuales pueden traducirse en mejores resultados para las empresas. Y también los trabajadores ganan porque pueden desarrollarse personal y profesionalmente, al poner en práctica habilidades que en trabajos operativos no siempre tienen lugar.
Trabas culturales
Para lograrlo, indica que aún existen barreras por superar, como la inercia, que está relacionada con el que “esto siempre se ha hecho así” y que tiene mucho peso en las empresas. Agrega que por otro lado, está el miedo de algunas jefaturas a que personas se proyecten dentro de su área. Y un tercer punto, acota, es la falta de preparación. Las firmas deben estar lista para recibir las ideas, analizarlas, implementar aquellas con real potencial y reconocer a quienes realicen aportes.