Economía y escenario político: la invitación a ver el vaso medio lleno
Por Alejandra Loyola, socia de TheHouse Advisory
El estudio Tendencias en Directorios 2025, del Instituto de Directores de Chile, reveló que el crecimiento económico, la inflación y el cumplimiento normativo y regulatorio siguen siendo temas prioritarios.
Este 2025 empezó con un entorno desafiante para el sector empresarial. A nivel global, persisten los conflictos armados, mientras los anuncios de alzas arancelarias en Estados Unidos generan incertidumbre. Chile, como economía abierta y altamente dependiente del comercio internacional y la inversión extranjera, está atenta a estos cambios y debe fortalecer su capacidad de adaptación para mantener su competitividad y seguir impulsando el desarrollo del capital físico y humano, y de esta forma el crecimiento.
Si bien los últimos meses han sido auspiciosos en términos de inflación y crecimiento, el IPC de febrero varió un 0,4% y el Imacec de enero creció 2,5%. Estamos lejos de la meta, ya que la inflación de 12 meses es de 4,7% y el Banco Central proyecta para 2025 un crecimiento de 2,3%, menor al de 2024.
En términos fiscales, el déficit sobrepasó la regla del balance estructural, generando controversia sobre la sostenibilidad del gasto y el manejo de los recursos públicos. En el ámbito político, se viene un año de elecciones que provoca cierta incertidumbre en la inversión privada a espera de los resultados electorales, que no llegarán hasta diciembre.
No obstante, el contexto también abre oportunidades para fortalecer la estabilidad y avanzar en el añorado crecimiento del país. Para aumentar el PIB, hay tres factores claves: el capital, el trabajo y la productividad total de estos dos factores, donde la innovación y la tecnología son un catalizador.
El sector empresarial puede jugar un rol protagónico en cada uno de estos factores. Por ejemplo, del financiamiento en I+D en Chile, cerca del 42% proviene de empresas versus un 70% en países OCDE. A nivel global, los empresarios pueden fortalecer las relaciones internacionales con los principales socios comerciales de Chile en las industrias más relevantes para el PIB, tales como minería, energía, infraestructura, manufactura y agrícola.
El rol que la empresa tiene en la sociedad y el aporte que particularmente puede hacer en el crecimiento del país es indiscutible. Esto, los chilenos lo están volviendo a valorar, y un claro ejemplo de ello es el repunte de la confianza empresarial. En marzo, el Indicador Mensual de Confianza Empresarial elaborado por Icare y la UAI alcanzó 51,47 puntos, superando por primera vez desde 2022 el umbral neutral. Este optimismo se ha visto reflejado asimismo en el mercado bursátil.
La resiliencia del sector privado puede impulsar mejores expectativas sobre el crecimiento del país. Para consolidar esta tendencia, es fundamental que las empresas gestionen sus inversiones con un horizonte extendido y promuevan una agenda activa en capital, trabajo y productividad.
Ejecutivos y directores están llamados a continuar impulsando el desarrollo de negocios, inversión, generación de empleo y fomento de la innovación, para contribuir al crecimiento del país, por el bien de Chile y de los chilenos, y así no quedarnos atrapados entre la incertidumbre global y la espera de definiciones políticas locales. La invitación es a ver el vaso medio lleno y no medio vacío.