Editorial

Diálogos sociales por la reforma tributaria

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El gobierno dio inicio en estos días al proceso que busca alcanzar un pacto tributario, cuyo objetivo es dar mayor certeza sobre la carga impositiva a futuro. El enfoque parece adecuado, en un contexto de crisis de confianza y de falta de legitimidad de la política, en que precisamente lo que se busca es lograr un apoyo amplio a las reformas estructurales que se han planteado.

Sin embargo, este punto de partida se ve enturbiado porque el Ejecutivo ya entregó su diagnóstico del problema, el cual no goza de consenso entre los expertos, lo que sin duda va a dificultar los avances. Si realmente se busca alcanzar un acuerdo amplio sobre la materia, hubiera sido mejor que también el diagnóstico se construyera con el resto de los actores.

Para un acuerdo amplio hubiera sido mejor que el diagnóstico, no solo el diálogo, también se construyera con todos los actores involucrados.

Son varios los puntos en los que hay discrepancias a nivel técnico, partiendo por el nivel de carga tributaria que debería tener nuestro país, dado el nivel de desarrollo que hemos alcanzado. Si se corrige la medición por las cotizaciones de seguridad social y el nivel de ingreso, la brecha sería mucho menor de lo que ha mencionado el ministro de Hacienda, de menos de tres puntos del PIB, versus los diez puntos que se mencionan. Se plantea, además, que el aporte tributario de los impuestos personales es bajo en comparación con los países de la OCDE, pero se deja de lado el que esa brecha se explica principalmente porque en Chile la clase media está exenta de impuesto a la renta y contribuciones de bienes raíces.

Se dice también que ese grupo de países logra disminuir el Índice Gini después de impuestos y transferencias del Estado mucho más de lo que logra Chile, pero no se dice que eso no se explica por el efecto de los impuestos, sino como resultado de las transferencias fiscales. Entonces, si se quiere lograr mayor progresividad de las políticas, la clave es el gasto fiscal y no los impuestos.

En definitiva, los avances se ven complejos, primero porque la meta de recaudación de cuatro puntos del PIB durante este gobierno es muy poco realista, y segundo, porque ni siquiera se ha logrado consensuar un diagnóstico del problema que se quiere corregir.

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