Crecimiento bajo presión
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Una expansión de 2,3% anotó el Producto Interno Bruto (PIB) en el tercer trimestre del año, levemente por sobre las expectativas del mercado, dando cuenta de una economía que muestra niveles de recuperación -tras el magro crecimiento de 0,2% con que cerró en 2023-, pero que no logra despegar.
El desempeño del trimestre se mantuvo en torno a las proyecciones del PIB tendencial, lo que resulta insuficiente para responder al cúmulo de demandas ciudadanas en tormo a salud, educación, previsión, empleo y seguridad, entre muchas otras, y en un contexto donde los errores en las estimaciones oficiales introducen cuotas de incertidumbre, al poner en riesgo el cumplimiento de los objetivos fiscales.
Chile requiere retomar un modelo de desarrollo claro y coherente, que inspire confianza en los inversionistas y fortalezca la competitividad.
De a acuerdo con las cifras entregadas por el Banco Central, el crecimiento del trimestre se explicó en buena parte por el incremento de la actividad en minería, transporte, servicios personales, la industria manufacturera y el comercio exterior. La demanda interna, en cambio, anotó un alza de apenas 0,5%; y la formación bruta de capital cayó un 3,8%, dando cuenta de la falta de dinamismo en uno de los motores clave para el crecimiento de largo plazo. Este panorama refleja los rezagos acumulados de las últimas décadas, donde el crecimiento tendencial ha disminuido, en gran medida, debido a la inversión estancada, la menor participación laboral de ciertos grupos y condiciones que dificultan la innovación empresarial.
Para revertir esta tendencia, es indispensable adoptar una estrategia que permita fortalecer los pilares del crecimiento y que involucre desde resolver los problemas en permisología, que entrampan la puesta en marcha de nuevos proyectos de inversión, hasta dar fuertes señales de certeza tributaria, de manera que nuevas iniciativas generadoras de empleo y crecimiento puedan progresar. Asimismo, es clave fomentar la inversión en nuevas tecnologías para diversificar la oferta exportadora y agregar valor a los recursos naturales, aprovechando las oportunidades que brindan la transición energética global y los acuerdos comerciales suscritos por el país.
Chile tiene el potencial de posicionarse como un socio estratégico en el escenario internacional. Sin embargo, este potencial solo se materializará si se diseña un modelo de desarrollo claro y coherente que inspire confianza en los inversionistas y fortalezca la competitividad del país. Consolidar el crecimiento requiere no solo celebrar avances marginales, sino también abordar los desafíos estructurales con visión y urgencia. En ese marco, es crucial la colaboración público-privada y el modelo de crecimiento que se proponga para los años venideros, porque el corto plazo está prácticamente ya jugado.