La digitalización del emprendimiento
Por Francisco Guzmán, director de Claro Empresas
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Chile es uno de los países con mejor conectividad digital en la región, mostrando indicadores de cobertura, penetración, acceso y uso muy por sobre la media de varios países desarrollados, según la OCDE.
Este avance fue un punto de ventaja en la pandemia, donde miles de emprendedores tuvieron que enfrentar el desafío de acelerar o abordar sus procesos de digitalización en el menor tiempo posible, y muchas PYME encontraron oportunidades en un escenario de incertidumbre.
De hecho, en plena crisis sanitaria, se crearon casi 160 mil nuevas sociedades y empresas en Chile durante 2020, un 14,4% más que en 2019, lo que ha ayudado lentamente a reactivar la economía y a generar más puestos de trabajo, permitiendo que el desempleo, que marcaba 8,5% en agosto pasado, llegara a niveles prepandémicos.
¿En qué consiste este proceso de digitalización? Parece complejo, pero ciertamente no lo es. Existen múltiples herramientas que los emprendedores pueden integrar, de manera simple y accesible, para fortalecer esta transformación y proyectarse al futuro. Estas deben ir de la mano con la formación de habilidades y capacidades de los colaboradores, fomentando una cultura digital de trabajo para potenciar el uso de las herramientas.
Una primera capa consiste en integrar servicios como el cloud computing, que permite almacenar la información en la nube, brindar seguridad, controlar y gestionar la operación en forma remota y simultánea, entre muchos otros beneficios.
Otra herramienta clave es la firma digital, que permite prevenir fraudes y falsificaciones de la identidad de usuarios, contribuyendo al desafío de contar con una estrategia de ciberseguridad, elemento fundamental en estos tiempos.
La segunda capa consiste en la formación de habilidades y capacidades de los trabajadores, tanto a nivel cultural como profesional. La capacitación permanente y el smart working surgen como un nuevo modelo de trabajo a seguir, que une el teletrabajo con nuevas tecnologías para que los colaboradores puedan desempeñarse desde cualquier lugar, sin la exigencia de cumplir con un número determinado de horas, sino que buscando el cumplimiento de objetivos.
Finalmente, una tercera capa integra la aplicación de big data o el data-análisis que permite incorporar inteligencia a la toma de decisiones, para, por ejemplo, captar nuevos clientes y fidelizar a los ya existentes, un tema relevante frente a la baja fidelidad que los usuarios tienen con las marcas en general.
Para digitalizar una empresa no existe una fórmula mágica. Cada organización requiere que las soluciones tecnológicas y la transición digital sean a su medida, según sus necesidades y capacidades, sin dejar atrás el componente humano, que es fundamental: el aprendizaje y la mejora continua, junto con integrar herramientas adecuadas que faciliten la innovación, son una prioridad.