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Editorial

Inteligencia artificial, más incentivos y menos regulación

Por: Equipo DF

Publicado: Lunes 10 de febrero de 2025 a las 04:00 hrs.

La Inteligencia Artificial está en el radar de todos. Generando expectación y ansiedad al mismo tiempo por la velocidad con que avanza y las infinitas posibilidades de uso que supone esta verdadera revolución tecnológica.

Justamente esta semana parte la Cumbre de Acción Global sobre la IA, que se celebrará en Francia este 10 y 11 de febrero, donde los temas que guiarán el encuentro global serán cinco: IA de interés público, el futuro del trabajo, innovación y cultura, confianza en la IA y gobernanza global.

No limitemos tempranamente la innovación, más bien apoyémosla con algún esquema de incentivos que fomente la competencia y empuje la implementación y uso de la IA.

Pero, sobre todo, el foco va estar en lo que digan y ofrezcan los representantes de las empresas líderes en esta carrera, donde se ven imbatibles los gigantes estadounidenses. De hecho, OpenAI, la firma detrás del popular ChatGPT, ya hizo su primer anuncio y dijo que permitirá a empresas e instituciones educativas almacenar sus datos en servidores ubicados dentro de la Unión Europea, una medida que busca tranquilizar las preocupaciones sobre la privacidad y la soberanía digital en el viejo continente.

Precisamente este esquema normativo, basado en el control de riesgos –tal vez excesivo-, es el que ha puesto en entredicho el desempeño que ha tenido Europa en esta carrera tecnológica, donde no ha podido ubicarse dentro del podio de los líderes mundiales, quedando muy por detrás de las empresas estadounidenses y de la china DeepSeek.

“Las normativas y la burocracia están estrangulando la innovación en la UE”, dijo hace un mes Oleg Stavitsky, CEO de Endel, una aplicación musical basada en IA. Opinión que no es aislada y que comenzó a masificarse cuando Apple y Meta –a fines de año pasado- decidieron no introducir en el mercado europeo algunos de sus modelos de inteligencia artificial más avanzados, debido a “la naturaleza impredecible del entorno normativo europeo”.

Incluso, tiempo antes el mismo Sam Altman (creador de OpenAI) dijo en referencia a la Ley de Inteligencia Artificial de la Comisión Europea: “Intentaremos cumplirla, pero si no podemos, dejaremos de operar”.

En ese contexto, parece plausible sumar otros referentes a nuestro radar. Lo que tenemos ahora en Chile es un proyecto de ley de IA inspirado en la regulación europea basada en riesgos -muy diferente al sistema de autorregulación planteado en EEUU- y que ya está generando resquemores en el ecosistema local por su carácter restrictivo.

No limitemos tempranamente la innovación, más bien apoyémosla con algún esquema de incentivos que fomente la competencia y empuje la implementación y uso de la IA, porque es la mejor forma de que sus beneficios lleguen a todos los chilenos y podamos estar preparados para enfrentar los riesgos que supone esta disrupción en materia laboral –sustitución de puestos de trabajo- y en el aumento de las desigualdades.

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