Editorial

Impuestos a la carta

  • T+
  • T-

Compartir

La comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados aprobó el lunes pasado, en una votación con los votos en contra de la oposición, en general la reforma tributaria que presentó en julio pasado el presidente Boric. El gobierno ha prometido 27 indicaciones a un proyecto ya complejo.

Y a esto se suma que un grupo de ocho diputados de la Comisión de Hacienda de la Cámara Baja presentaron una nueva indicación al proyecto de reforma tributaria. Se trata del Impuesto a las Transacciones Financieras, un tributo nuevo. Esperan contar con el patrocinio del Ejecutivo para conseguir su inclusión y aseguraron que esto permitiría “compensar los recursos que no se van a recaudar debido a estas indicaciones que el Ejecutivo concordó con la derecha y con los empresarios”.

El sueño de ser el hub financiero de la región se hace cuesta arriba para Chile de seguir por esta senda.

Este es un tipo de impuesto que tiene una larga historia en diferentes países y que ha tomado diferentes formas en diversos contextos. Los expertos tributarios, sin embargo, han insistido una y otra vez en que los tributos no pueden ser mirados cada uno en sí mismos y menos aplicar fórmulas aisladas de otros países. Los modelos tributarios, que son variados, deben tener una lógica para evitar las distorsiones. Incluso los opositores a un tipo de modelo coincidirán en que, salvo excepciones, es mejor la mirada de conjunto para el sistema económico y la recaudación que la sumatoria de impuestos que no conversan entre sí.

En este caso, sin considerar incluso los efectos de este impuesto, el problema está en que la reforma plantea una lista de nuevos tributos al capital que al acumularse unos con otros, lesionan primero, la competitividad del país ante otros países que precisamente están aprovechando la disponibilidad de capital de los mercados internacionales para captar inversión con incentivos tributarios. No hay que olvidar que las proyecciones en esta materia son bastante sombrías, la inversión que en 2022 caerá 3,3 y en 2023 4,4%, según recientes estimaciones.

Segundo, el sueño de ser el hub financiero de la región se hace cuesta arriba para Chile de seguir por esta senda.

Y finalmente, dado que el argumento usado por quienes proponen este impuesto fue recaudatorio, sería bueno mirar cómo ajustes en el gasto fiscal pueden alivianar la carga. Un estudio de Libertad y Desarrollo publicado esta semana en el DF demostró que la eliminación de los programas mal evaluados supondría recursos fiscales superiores a los que la reforma tributaria actual espera recaudar.

Lo más leído