Educación y prioridades
En las últimas jornadas los líderes del movimiento estudiantil han esgrimido a favor de un aumento de los fondos estatales para...
En las últimas jornadas los líderes del movimiento estudiantil han esgrimido a favor de un aumento de los fondos estatales para educación superior, que en otras naciones de la OCDE los Estados son importantes financistas, cubriendo en algunos casos la casi totalidad del gasto asociado, de modo que las familias finalmente terminan haciendo una contribución porcentualmente menor. Dichas comparaciones se hacen al tiempo que las consignas abogan por una educación estatal gratuita, la cual debería ser financiada modificando de manera dramática reglas del juego de carácter estructural y que afectan la propiedad de relevantes inversiones en recursos naturales así como la estructura tributaria vigente en el país.
Si bien las cifras aportan una evidencia irrefutable en cuanto a que los Estados sueco o español, por ejemplo, son aportantes que concurren en forma sustantiva al financiamiento de la educación superior, quienes comparan a Chile con esas naciones olvidan las distintas realidades en materia de pobreza, infraestructura y desarrollo. Cuando se ponen sobre la mesa esas consideraciones la aproximación al tema del financiamiento de la educación cambia, de modo que siendo un tema importante, no aparece como tan urgente frente a las necesidades de quienes viven en campamentos, tienen ingresos de indigencia o no alcanzan a cubrir una dieta que les aporte la cuota de calorías necesarias.
Demás está decir que el tránsito al desarrollo es un proceso que toma años y en donde los responsables de la conducción del Estado democráticamente elegidos deben arbitrar entre necesidades múltiples y recursos escasos siempre teniendo a la vista a los más desfavorecidos.