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Alto contrasteEste martes, y durante la votación en sala del Senado, el proyecto de ley de reforma tributaria finalmente no recibió los votos suficientes para comenzar a ser visto en particular. De esta forma, la iniciativa que en el papel habría contado con los sufragios necesarios para seguir radicada en esa cámara, fue derivada a comisión mixta, en donde se anticipa que el equilibrio de fuerzas aseguraría al gobierno espacio para seguir negociando y así evitar una votación en el Senado donde sólo se aprobaran las alzas de impuestos y rechazaran las bajas.
Más allá del resultado de la votación y de las etapas que aún le quedan por vivir a esta propuesta, el debate exhibido por el canal del Senado permitió presenciar la alta carga política y poca argumentación técnica con que se ha estado analizando esta iniciativa de gran relevancia. En efecto, muchas de las presentaciones parlamentarias dieron cuenta de una visión de los impuestos en blanco y negro y sin matices. Al comentar propuestas que ofrecen incentivos a la clase media o que regulan la carga tributaria en función de ingresos de una manera distinta a la actual, el debate se cargó de lugares comunes y prejuicio, sin dar cuenta de que la evidencia muestra que la gradualidad contributiva y los incentivos a la clase media pueden reportar beneficios sociales.
Del mismo modo, durante las argumentaciones también se esgrimió por parte de algunos parlamentarios que “nunca” votarían por “ninguna” rebaja de impuestos, independiente de si ella puede tener en el neto un efecto de mayor recaudación. Discusiones como la observada el martes, ideologizadas y llenas de lugares comunes no le hacen bien a la política.
