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Editorial

China: crecen sus desafíos

Por: Equipo DF

Publicado: Martes 15 de febrero de 2011 a las 05:00 hrs.

No sólo crece la economía china, ubicada ya como la segunda de mayor tamaño a nivel mundial, sino también los desafíos que ello conlleva. Porque resulta de toda lógica anticipar que esta cada vez mayor predominancia global traerá aparejada demandas internas -mucho le falta al gigante asiático para ocupar una posición de privilegio en términos de PIB per cápita- y también presiones internacionales.



No es lo mismo defender una rígida política monetaria cuando de ella depende el modelo exportador de una economía emergente, a hacerlo en favor de uno de los mayores productos mundiales. Eso explica el cuidado con que el jefe de regulación cambiaria de China, Yi Gang, anticipó este paso a mediados del año pasado: seguimos siendo una nación en desarrollo, explicó, por lo que aún no llegaba el momento de pensar en el yuan como una de las principales divisas internacionales.

Pero ese momento se aproxima y así lo confirma este nuevo hito en el ascenso de China hacia el estatus de superpotencia. Son tres décadas de crecimiento en torno al 10% anual, sobrepasando en 2005 a Gran Bretaña y Francia, y a Alemania en 2007. Ahora se coloca sobre un atribulado Japón, aunque Tokio tiene un amplio terreno avanzado en cuanto al acceso a los frutos de ese crecimiento, considerando que su PIB per cápita es diez veces superior a la de China (US$ 42.400 frente a US$ 4.400, aproximadamente).

¿Cómo enfrentarán las autoridades chinas las demandas de un sector laboral poco convencido de las ventajas de la mano de obra barata como eje del modelo exportador? La reciente experiencia egipcia deja en evidencia que el control de la información es cada vez más complejo, incluso para las férreas restricciones que impone Beijing.

Tampoco Occidente ha resultado muy severo al momento de cuestionar aspectos internos de la política económica y social de China, pero también es previsible que ello tienda a cambiar cuando la opinión pública tenga una opinión más acabada y la integración sea tan necesaria para los asiáticos que parezca casi imposible sufrir el castigo de quedar fuera de los intereses comerciales de Beijing.

Lo anterior también permite suponer un proceso de cambios internos en China, con el doble propósito de evitar prácticas complejas desde la óptica occidental y elevar el estándar de su economía, sin perder competitividad.

El principal potencial del gigante asiático radica en una enorme población distribuida por un extenso territorio. Sus autoridades no se pueden dar el lujo de poner en riesgo este activo y, por lo mismo, el camino de las reformas seguirá su curso.

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