¿Avanza la reforma tributaria?
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El lunes se marcó un hito en la tramitación de la reforma tributaria, al aprobarse el proyecto en la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados luego de siete meses de discusión, para ser despachado a la Sala y continuar el proceso legislativo. Si bien lo que aprobó la Comisión incluye algunos ajustes al proyecto original, en lo sustantivo no se advierten cambios en su orientación.
Especial mención cabe hacer a la aprobación de un impuesto al patrimonio de las personas naturales con domicilio o residencia en Chile, mediante el cual se pretende gravar con una tasa de 1% el patrimonio acumulado que exceda de US$ 4,9 millones aproximadamente, y con una tasa de 1,8% aquella parte que supere los US$ 14,7 millones.
Para un país como Chile, donde lo que falta es ahorro, el impuesto al patrimonio es definitivamente una señal incorrecta.
Este gravamen continúa siendo motivo de gran controversia en el debate público, tanto por los efectos macroeconómicos que puede desencadenar como por la factibilidad práctica de poder implementarlo adecuadamente.
En estricto rigor se trata de una tributación al ahorro, por cuanto si las personas no acumularan patrimonio y optaran por consumir en forma periódica la riqueza que van generando, en definitiva, logarían evitar el pago este impuesto. Obviamente, en el mundo real hay matices, pero ello no permite desconocer que como consecuencia de un gravamen de este tipo se estaría introduciendo un factor de desincentivo al ahorro.
El hecho de que el Gobierno haya estado dispuesto a introducir una indicación estableciendo un límite global a lo que se recaudaría de un contribuyente -sumando el impuesto a la renta y el impuesto al patrimonio, para que no supere el 50% de la rentabilidad del capital-, significa reconocer que el efecto no es neutro. Para un país como Chile donde lo que falta es ahorro, definitivamente se trata de una señal incorrecta.
Y en cuanto a la factibilidad práctica de su implementación, lo cierto es que las malas experiencias que ha habido en el mundo con un impuesto de esta naturaleza lo han puesto en retirada, y en los pocos países en que se sigue aplicando, la recaudación obtenida no sobrepasa la mitad de lo que inicialmente se había proyectado. Todo indica que esta evidencia no fue tenida en cuenta en su aprobación.