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DF Tax | Reforma tributaria post Indicaciones del 13 de septiembre: ¿El tejo sigue pasado?

Tomás Álvarez, director del área tributaria de Porzio Ríos García.

Por: Tomás Álvarez | Publicado: Jueves 29 de septiembre de 2022 a las 04:00 hrs.
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Tomás Álvarez

El Ministerio de Hacienda anunció el 13 de septiembre una serie de indicaciones al proyecto de reforma tributaria en trámite en el Congreso.

El listado de Indicaciones de Hacienda fue, en general, bien recibido por los técnicos y público en general, dado que vendrían a morigerar en cierta medida ciertos aspectos de la reforma que se preveían como nocivos para el ahorro e inversión.

“Los esfuerzos del Gobierno y la clase política deben apuntar a entregar mayores certezas en materia tributaria a la población e inversionistas, imprescindibles para reactivar la alicaída economía. Lo anterior se logra a través de un debate intelectual honesto de las propuestas que se envíen al Congreso”.

Asimismo, se aclaran o precisan algunas normas tributarias, cuya virtud sería contribuir a la -muchas veces postergada pero imprescindible- certeza jurídica, entre otros aspectos. Según datos entregados por Hacienda, el costo de estas Indicaciones propuestas debiera implicar que la recaudación esperada se reduciría de un 4,1% a un 3,6% del PIB (en régimen), lo que se esperaría compensar con mayor inversión en el corto plazo (2023-2024) y menor pago de intereses hacia 2026 por una baja en la relación deuda/PIB.

Los argumentos anteriores resultaron, al menos, suficientes para aprobar la idea de legislar en el Congreso. Sin embargo, cabe hacerse la pregunta si las indicaciones anunciadas podrán, por sí solas, otorgarle al proyecto de ley un peso tal que le permita sortear con éxito la tramitación tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado, sin sufrir nuevamente modificaciones significativas que contribuyan a acrecentar aun más la incertidumbre que existe actualmente en la materia. Nos permitimos tener algunos reparos al respecto.

Estimamos que, si el proyecto de ley debió sufrir importantes ajustes sólo para sortear una primera valla muy preliminar en su tramitación, cual es la aprobación de la idea de legislar, es que este no tendría demasiado arraigo en los parlamentarios, incluidos algunos del mismo oficialismo.

Hay que reconocer, por otra parte, que el proyecto del Ejecutivo sigue siendo ambicioso, tanto en su meta de recaudación -incluso post ajuste a la baja- como en los temas que intenta abarcar, por lo tanto, es natural que existan en lo sucesivo nuevos ajustes en sus normas de fondo.

Asimismo, debe tenerse presente que la coyuntura económica y política afectará probablemente el contenido y alcance del proyecto en discusión, pues será difícil para el Gobierno abstraer sus efectos de la discusión parlamentaria en materia tributaria.

A su vez, desde una perspectiva estrictamente política, las Indicaciones anunciadas por Hacienda parecen no haber movido demasiado la aguja en favor del Ejecutivo en la discusión parlamentaria, por lo que el avance de la tramitación del proyecto se vislumbra compleja, particularmente en el Senado.

Nos parece que los esfuerzos del Gobierno y la clase política en general deben apuntar a entregar mayores certezas en materia tributaria a la población e inversionistas, imprescindibles para reactivar la alicaída economía. Lo anterior se logra a través de un debate intelectual honesto respecto de las propuestas que se envíen al Congreso. Esto último requiere, por supuesto, hacerse cargo también de la coyuntura económica y política actual, la que evidentemente cambió después del resultado del plebiscito del 4 de septiembre.

Es natural que la tramitación de un proyecto de ley de la magnitud de la reforma tributaria actual traerá siempre una cuota de incertidumbre, sin embargo el tiempo del “tejo pasado” ya pasó; hoy es el momento de contribuir a las certezas.

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