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Columnistas

PSU: la tormenta perfecta

Por: Equipo DF

Publicado: Viernes 8 de febrero de 2013 a las 05:00 hrs.

En relación a la columna publicada en este medio por Andrés Sanfuentes sobre la PSU, comparto su desconcierto cuando no se explica porqué el CRUCh y el Ministerio de Educación no intervinieron antes. La verdad es que ello es inexplicable puesto que el problema no es novedoso y la evidencia anterior así lo indicaba. La OCDE, el Educational Testing Service y muchos expertos nacionales, lo habían precedido en señalar las deficiencias de la PSU y el mal uso que se hacía de sus resultados.

Sin duda comparto que no le podemos “pedir peras al olmo”. Ninguna prueba puede desentenderse de la realidad del momento de la población sobre la que se aplica. La diferencia no “normalizada”, de la moda de los puntajes corregidos de la PSU de matemática, por ejemplo, alcanza casi ocho veces entre los colegios municipales y los particulares pagados. Coincido, entonces, que la solución a las brechas comienza mucho antes, en la educación pre-escolar y escolar. Será muy difícil diseñar algún instrumento de selección para el acceso las universidades, que logre abstraerse de la diferencia de calidad en la educación previa. Cuando a esa diferencia se le agrega que la PSU está perfectamente correlacionada con otras variables socioeconómicas, entonces no comparto en que se pueda denominar a la prueba como “democratizadora”. Será cualquier cosa menos eso.

Asimismo, a pesar que el instrumento no cumple ni siquiera sus objetivos más propios, éste ha logrado mantenerse incólume frente a los estudios que demuestran sus deficiencias. Una somera lectura a la literatura sobre este tipo de prueba y su compatibilidad con la realidad escolar nacional, nos debe alertar sobre las causas de porque se mantuvo la PSU tan saludable hasta ahora, incluso en un sistema en que se han multiplicado las instituciones y la diversidad de proyectos educativos. Es difícil pensar entonces, que todos los proyectos educativos requirieran de un traje de la misma medida. Atendiendo al fracaso de sus propios fines, qué otra fuerza suficientemente poderosa ha logrado mantener la PSU en pie.

Quisiera invitar al columnista, en su calidad de economista, a una revisión de la PSU desde la perspectiva de la ciencia económica. La estructura del mercado de la educación superior, la industria de las pruebas como la PSU e INICIA y los incentivos que ha puesto la política pública imperante en cuanto al financiamiento de las pruebas, las instituciones y los estudiantes, pueden darnos algunas luces. Por ejemplo en ciertas circunstancias la PSU puede transformarse en el instrumento policial de excelencia, para la administración de un cartel, el sostenimiento de un paradigma universitario obsoleto y el control presupuestario.

La exacerbada ideologización de la discusión sobre gestión de la educación, la nostalgia de la elite respecto de una universidad ya superada por los hechos y la convergencia de intereses económicos entre las instituciones controladoras del mercado, las instituciones que miden a los estudiantes y el controlador del presupuesto de la nación, pueden darnos luces de esta tormenta perfecta que ha sido la PSU.

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