Hernán de Solminihac
Los envíos de la minería representan prácticamente 60% de las exportaciones de nuestro país. Estas cifras refuerzan que la minería es uno de los motores del crecimiento en Chile, pese a los vaivenes de la economía.
Contamos con una cartera estimada por sobre US$ 100 mil millones en proyectos mineros para los próximos 10 años, en distintas etapas. El desarrollo que sostendrá la industria minera implica grandes desafíos para los distintos actores, especialmente para los proveedores de la minería, entre ellos el de productividad, como lo muestra el informe del tema de Clapes-UC (ver www.clapesuc.cl). En los últimos quince años los costos de la industria han aumentado en forma importante, destacando un incremento (promedio anual) de 11,7% en el precio de la energía y del 3,6% en los salarios reales.
La Productividad Total de los Factores (PTF) evidencia una caída de esta productividad entre los años 2000 -2009, comenzando a recuperarse a partir de esta fecha, pero todavía con gran espacio de mejoramiento. Esta productividad disminuye desde un 100% en el año 2000 a un rango entre los 15,3% a 32,4%, es decir, una disminución en el rango del 67,6% a 84,7%.
Los Proveedores de la industria tienen entre sus principales características el estar constituidos por muchas empresas chilenas, de las cuales casi la mitad tiene sus oficinas centrales en la Región Metropolitana y se financia prácticamente con recursos propios. Asimismo, los análisis que se han hecho sobre la actividad señalan que buena parte se concentra en el sector de los servicios y dentro de ellos la venta la concentran los actores más grandes.
Hay que enfocarse entonces en fortalecer las capacidades de gestión, sin descuidar la visión de largo plazo y con énfasis en la innovación, como una forma de diversificar tanto los productos que se ofrecen como los clientes que los demandan.
Por lo tanto, frente al complicado escenario económico nacional, con un panorama incierto con respecto a los precios de las materias primas en los mercados internacionales, el país debe buscar alternativas que permitan hacer frente a este problema. Una oportunidad es desarrollar empresas proveedoras capaces de entregar soluciones a las diferentes necesidades de la industria, aprovechando su capacidad creativa. Este desarrollo es un tema fundamental para lograr vincularlos con un trabajo mancomunado en pos de la mejora de productividad requerida. La idea es fortalecer los puntos de encuentro, de transferencia tecnológica y optimización de los recursos y desarrollo de iniciativas innovadoras.
En concreto, es necesario seguir apoyando el programa de Desarrollo de Proveedores, la coordinación con las empresas mineras y asociaciones gremiales del sector. Esperamos que el esfuerzo público y privado continúe aumentando la competitividad de este sector creativo de la minería y promoviendo que nuevos actores puedan ampliar su oferta a través de la innovación, sin dejar de proyectarse más allá de nuestras fronteras, como una forma de agregar valor a nuestra industria minera y con ello al país y su gente.