Los trabajadores mediocres no se pueden esconder
Pilita Clark
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Pilita Clark
¿Los trabajadores mediocres prosperan más cuando trabajan desde casa o cuando están en la oficina? Esta no es una pregunta en la que haya pensado mucho antes de la pandemia, aunque si lo hubiera hecho, podría haber adivinado que los empleados menos competentes preferían trabajar desde casa.
Eso es ciertamente lo que han sugerido algunos altos ejecutivos, a medida que el esfuerzo por llenar las oficinas vacías por el Covid se ha acelerado este año. Trabajar desde casa funciona bien para los “menos comprometidos”, dice el jefe de WeWork, Sandeep Mathrani. No es bueno para las personas interesadas en “salir adelante”, dice Jamie Dimon, de JPMorgan Chase.
Pero, ¿qué sucede si realmente ocurre lo contrario? Max Thowless-Reeves es un exbanquero privado de UBS que dirige su propia empresa de gestión de patrimonio en Stafford, al norte de Birmingham, donde es profesor invitado en la Aston Business School.
Hace poco, le escribió una carta al Financial Times que hacía un reclamo llamativo. “La mediocridad se esconde en las oficinas”, dijo, y agregó que era más fácil identificar qué personal agregaba más valor cuando todos trabajaban de forma remota. Cuando lo llamé para averiguar por qué, dijo algo interesante. Durante la pandemia, su empresa había comenzado a trabajar con mayor frecuencia en Google Docs, lo cual significaba que la gente trabajaba en el mismo material al mismo tiempo, desde sus respectivos hogares.
“Puedes ver a todos escribiendo en el mismo documento”, dijo, y agregó que esto significaba que también podías ver quién había respondido rápidamente a una consulta, o había hecho una sugerencia útil, o había contribuido en general, y quién no.
“Simplemente nos quedó claro -y ese no era el caso antes- qué miembros del equipo realmente nos estaban impulsando hacia adelante”, dijo.
Su firma tiene sólo 15 empleados, sin embargo vale la pena tener en cuenta su experiencia. El hecho de que alguien esté en la oficina, frente a tus narices, no significa que esté haciendo algo tan útil como alguien que trabaja duro, pero de manera invisible, en casa. El debate no termina aquí.
Hace unas semanas, recibí un correo electrónico de un empresario jubilado en Inglaterra que estaba tratando de finalizar tres acuerdos inmobiliarios separados. Sus padres habían fallecido recientemente, dejando suficiente dinero para que cada uno de sus dos hijos pudiera obtener una hipoteca sobre una primera casa en Londres. Entonces, además de vender la casa de sus padres, estaba ayudando a sus dos hijos a navegar el proceso de compra de dos propiedades en Londres.
Eso significaba que estaba tratando con tres grupos de agentes inmobiliarios, agrimensores, prestamistas hipotecarios y abogados, todos los cuales trabajaban bastante en casa y brindaban lo que, según él, era un “nivel continuo de servicio apabullante y poco profesional”.
Esto incluía: registros realizados en la propiedad incorrecta; el precio de venta incorrecto en un contrato vital; el plazo incorrecto en una solicitud de hipoteca y los nombres incorrectos en los documentos. Para colmo, un abogado no pudo retirar los fondos hipotecarios necesarios a tiempo para completar la compra, lo cual dejó a uno de sus hijos enfrentando la pérdida de su depósito y sin hogar.
Entonces, ¿los trabajadores eran mediocres o había otra causa? Este hombre pensó que el trabajo remoto en sí mismo podría ser el problema. “Creo que trabajar desde casa ha inclinado la balanza hacia el caos”, dijo, y agregó que era posible que algunos empleados se sintieran abrumados porque estaban lidiando con su trabajo por sí solos. El trabajo de una abogada que había utilizado tres veces en el pasado sin ningún problema -cuando ella trabajaba en una oficina- había estado “plagado de errores” ahora que estaba confinada en casa.
Es posible que su caso sea un ejemplo aislado. Pero coincide con algunos de los hallazgos de un estudio que analizó las experiencias de 10 mil trabajadores de una gran empresa de tecnología asiática antes y después de que el Covid los obligara a trabajar desde casa.
Los investigadores encontraron que el total de horas trabajadas se disparó en aproximadamente 30%, lo que incluyó una gran cantidad de trabajo realizado fuera del horario laboral normal.
Pero las horas extra no generaron ningún aumento en la producción, por lo que el estudio concluyó que la productividad general había disminuido en aproximadamente 20%.
Esto no necesariamente implica que los escépticos del trabajo desde casa tengan razón. El estudio no midió directamente la calidad del trabajo realizado. Todo lo cual subraya la complejidad del gran experimento de trabajo remoto del Covid, y por qué es demasiado temprano para sacar conclusiones serias al respecto por el momento.