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Columnistas

Nuevos desafíos: riesgo de crédito en instrumentos derivados

Oscar Urzúa, Partner, Financial Risk Mangement, KPMG Chile.

Por: Equipo DF

Publicado: Miércoles 30 de julio de 2014 a las 05:00 hrs.

Oscar Urzúa

Las normas internacionales de información financiera han ido evolucionando para que las compañías reflejen en sus estados financieros ciertos ajustes en el valor razonable de sus instrumentos financieros y no financieros. De la misma manera el mercado distingue la calidad crediticia de una emisión de deuda respecto de otras, la nueva normativa indica que el fair-value de derivados suscritos entre privados (OTC), debe reflejar la calidad crediticia de las contrapartes.

Este requerimiento implica introducir cierta complejidad adicional en la determinación del nuevo fair-value (ahora) ajustado, ya que la medición del riesgo de contraparte del contrato, depende si el fair-value del instrumento resulta en un activo o un pasivo para la compañía. La razón de ello es bastante simple: cuando nuestra contraparte cae en default, el impacto en los libros es distinto si se trata de una cuenta por cobrar en lugar de una cuenta por pagar.

Técnicamente, esta mayor dificultad puede ser resuelta con herramientas cuantitativas conocidas, aprovechando su flexibilidad para introducir casos especiales, como por ejemplo existencia de colateral, acuerdos de compensación, Thresholds, correlación entre los eventos de default o el precio del subyacente, etc. De esta forma, es como llegamos a construir métricas conocidas como el Credit Value Adjustment (CVA), y Debt Value Adjustment (DVA), que corresponden la parte del fair-value atribuible al riesgo crédito de las partes.

Desde el punto de vista práctico, nos encontramos con los problemas clásicos de medición de variables no observables (volatilidad, premios por riesgos, etc.), y calibración de modelos con parámetros obtenidos implícitamente a partir de otros precios, como por ejemplo, tasas cero. Lo anterior, empeora aún más en mercados de escasa liquidez y baja frecuencia de transacciones.

La manera de resolver estos problemas tiene aspectos cualitativos y cuantitativos. La elección de las herramientas cuantitativas se basa en un análisis previo respecto a la razonabilidad de sus supuestos para nuestro mercado, sometiéndolo a una sensibilización que nos permita visualizar los cambios que potencialmente podemos ver en sus resultados en el futuro, contrastándolo con la sensibilidad y cultura al interior de la compañía.

Los agentes del mercado, por tanto, deben estar preparados para los desafíos que supone avanzar en metodologías de medición del valor razonable, incorporando el riesgo de contraparte (propio y de terceros).

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