La economía ha creado más de 800.000 puestos de trabajo durante los últimos tres años y la tasa de desempleo durante el trimestre diciembre-febrero de 2013 fue de 6,2%. A nivel internacional sólo cuatro países de la OCDE han logrado reducir el desempleo respecto de su nivel previo a la crisis subprime y nosotros somos uno de ellos. El crecimiento de los salarios reales acumula un 19% en la actual administración y la participación laboral femenina ha subido en más de tres puntos.
A pesar de estos “datos duros”, un grupo de analistas desinformados o simplemente mal intencionados buscan boicotear los logros de este gobierno en materia de empleo. Para ello, difunden en distintos medios de comunicación y en las redes sociales mitos que sólo buscan engañar a la gente y empañar burdamente los logros de nuestro país en materia laboral. La realidad es muy distinta.
La primera idea que nos quieren hacer creer es que la creación de empleos es ilusoria. Algunos analistas se empecinan en señalar que la fuerte creación de empleos se debe simplemente a cambios metodológicos en la encuesta de empleo elaborada por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Falso. Las cifras de la Encuesta de Ocupación y Desocupación de la Universidad de Chile, que no presenta cambios metodológicos desde 2007, muestran que la tasa de desempleo en el Gran Santiago cayó desde 10,8% el primer trimestre de 2010 hasta 5,2% en el cuarto trimestre de 2012, mientras que la creación de empleos en ese período ha sido de 326.618 puestos de trabajo. Por su parte, los datos del INE para el Gran Santiago en ese mismo lapso muestran una disminución de la tasa de desempleo desde 9,4% a 6,4% y una creación de 246.732 puestos de trabajo. Por ende, atribuir la fuerte expansión del empleo a cambios metodológicos es simplemente errado.
La segunda cosa que estos analistas nos dicen es que el empleo creado es de mala calidad. Falso de nuevo. Si bien no existe una medida única de empleo precario, un análisis adecuado debiera considerar cuán protegido se encuentra el trabajador (tanto legalmente como en términos de seguridad social) y el grado en que existe subempleo (esto es, aquellas personas que si bien se encuentran empleadas, desean y están disponibles para trabajar más). La creación de empleos que cumplen con tener contrato escrito y que además tienen, en conjunto, previsión social, cotizaciones de salud y seguro de desempleo, es de 824.643 puestos de trabajo, mientras que los empleos que no cumplen con alguna de estas condiciones han disminuido en 15.710. Si consideramos la creación de empleos de acuerdo al tipo de jornada, los empleos a jornada completa y parcial voluntaria han aumentado en 848.958, mientras que, los empleos con jornada parcial involuntaria (subempleo) han disminuido en 40.025. Por ende, los empleos que se han creado sí son de calidad.
Además estos analistas nos dicen que la economía sólo crea empleos tercerizados, los cuales estarían asociados mayor precariedad. Primero que nada, sólo 40% de los empleos creados durante la actual administración pueden ser calificados como tercerizados. Pero lo relevante es ¿presenta este tipo de trabajo mayor precariedad? La respuesta es no. Al observar las cifras del trimestre móvil diciembre 2012-febrero 2013 se aprecia que 76,5% de los trabajadores asalariados tercerizados tiene contrato escrito y además tienen, en conjunto, previsión social, cotizaciones de salud y seguro de desempleo. En el caso de los asalariados no tercerizados este porcentaje es de 73,4%. Por otra parte, 4,4% de los trabajadores asalariados tercerizados está subempleado, mientras que en el caso de los no tercerizados, 4,2% corresponde a trabajos con jornada parcial involuntaria. Por ende, estos empleos no son precarios.
Todos tenemos derecho a nuestras propias opiniones, pero no a nuestras propias cifras. A pesar del empeño de algunos analistas por empañar los logros del gobierno de Sebastián Piñera en materia de empleo, la realidad es otra. Chile crea más y mejores empleos. Con ello, el bienestar de miles de compatriotas mejora día a día. Este es un proceso paulatino, donde todos los chilenos aportamos. Ojalá colaboremos todos a lo menos con la buena fe de reconocer los avances.
(*) Esta columna fue escrita junto a Juan Bravo, asesor macroeconómico del Ministerio de Hacienda.