Pilita Clark: La visión MAGA de la vida corporativa enfrentará resistencia
Pilita Clark
Mientras el recién asumido Presidente Donald Trump anunciaba que el Gobierno de Estados Unidos solo reconocerá dos géneros, masculino y femenino, en Davos se aplaudía a voz en cuello un triunfo de la diversidad empresarial. El reconocimiento estaba dirigido a una jefa que acababa de contar en un evento, al margen del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), la historia de una empleada transgénero que siempre había soñado con adoptar una niña y comprar una casa para su madre.
“Hace un par de meses, me envió un mensaje y me dijo que había hecho ambas cosas”, dijo visiblemente complacida con las oportunidades que se abren para las mujeres en las empresas que se esfuerzan porque su fuerza laboral sea más diversa e inclusiva.
¿El nombre de esta guerrera empresarial woke? Priya Agarwal Hebbar, presidenta de la minera Hindustan Zinc de India y directora no ejecutiva del conglomerado minero y energético Vedanta, fundado por su padre, Anil Agarwal. Para ser clara, la idea de un jefe minero progresista tiene tanto sentido como la de que Trump empiece a practicar yoga.
Hebbar no fue la única líder en Davos que dejó en claro que la visión de la vida corporativa de Trump y sus partidarios MAGA será resistida por las juntas directivas, que han descubierto que la diversidad y las medidas ambientales que adoptaron hace años tienen sentido financiero.
“No vamos a cambiar de rumbo”, dijo el director ejecutivo de Uber, Dara Khosrowshahi, en una entrevista con Financial Times. “Construir una fuerza laboral que sea diversa, global y que piense en todos los aspectos del negocio es positivo”, afirmó. Y el jefe de Ralph Lauren, Patrice Louvet, agregó que “sería muy miope no representar a los consumidores a los que servimos, que es una gama muy amplia y diversa”.
Sin embargo, Davos también mostró que la guerra de Trump contra lo que él ha descrito como “las absurdas” medidas “discriminatorias” de diversidad, equidad e inclusión (DEI) no puede ignorarse. No escuché a ningún director ejecutivo usar un lenguaje tan directo como Trump, pero los guiños a su promesa de hacer de EEUU un “país basado en el mérito” fueron evidentes.
“Necesitamos crear un entorno donde la gente se sienta incluida y debe ser una meritocracia donde todos tengan la oportunidad de tener éxito”, dijo Rich Lesser, presidente global del Boston Consulting Group, en un evento del foro.
Tal vez, el enfoque de Trump envalentone a algunos líderes empresariales a seguir el ejemplo de Meta, McDonald’s, Walmart y otras grandes corporaciones estadounidenses que ya han reducido sus programas DEI, en medio del regreso de Trump. Y es fácil imaginar que los ejecutivos ansiosos por poner fin a las políticas de trabajo desde casa puedan sentirse inspirados a actuar acorde con la decisión de Trump de que los trabajadores federales regresen a sus oficinas cinco días a la semana.
Sin embargo, las cosas son más complicadas cuando se trata del esfuerzo del mandatario estadounidense por hacer que los combustibles fósiles vuelvan a ser grandes. Los bancos de Wall Street ya se habían retirado de las alianzas de cero emisiones netas, lo que provocó especulaciones en Davos sobre el futuro de sus departamentos de sostenibilidad corporativa.
Sin embargo, 40 directores ejecutivos se reunieron en la ciudad de esquí suiza para promover medidas que apoyan y protegen la naturaleza. “Eso sugiere que hay otra cara de la moneda en la historia de la reacción negativa a los criterios ESG”, dijo Jack Hurd, director de naturaleza del foro.
Y otros afirmaron que años de experiencia habían demostrado la sabiduría financiera de las medidas de reducción de carbono.
“Es increíblemente beneficioso desde un punto de vista económico”, me dijo Jesper Brodin, director ejecutivo del Grupo Ingka, el principal minorista de Ikea, cuando Davos estaba llegando a su fin. La reducción de las emisiones de las cadenas de suministro y de las operaciones había centrado la atención en los recursos y los costos que, a su vez, habían ayudado a que los ingresos de Ingka crecieran 24% desde 2016, mientras que las emisiones de carbono habían disminuido 30%, comentó.
Andrew Forrest -el multimillonario australiano decidido a convertir su grupo minero de mineral de hierro Fortescue en un modelo de la industria verde- tenía una historia similar. Aunque solo ha realizado un tercio de sus planes de descarbonización, dijo que el argumento económico para ello era evidente.
Las empresas que se sumaron a la tendencia anti ESG y que dijeron “vamos a seguir adelante a toda velocidad, al diablo con el medio ambiente”, se llevarán una sorpresa, afirmó Forrest. “Serán como el Titanic, porque al clima no le importan nuestras políticas, y está empeorando”.