La farra portuaria del FA
CONSTANZA HUBE Abogada y profesora UC
- T+
- T-
CONSTANZA HUBE
Para Chile, la reciente inauguración del puerto de Chancay en Perú, evento que contó con la presencia del propio Xi Jinping, es un claro reflejo de las falencias que enfrentamos en competitividad. Mientras Perú logró construir un puerto en menos de una década, en Chile, proyectos emblemáticos como la expansión del puerto de Valparaíso y el Puerto Exterior de San Antonio (también conocido como el “megapuerto chileno”) permanecen estancados en trámites burocráticos, reclamos, observaciones, y un largo etcétera.
El proyecto de Valparaíso lleva 10 años de tramitación y se estima que podría estar recién operando al año 2031. Por su parte, el proyecto portuario de San Antonio nace en 2013, fue ingresado al Sistema de Evaluación Ambiental en abril de 2020, y se espera en el mejor de los casos que su construcción finalice en 10 años. La situación de estos proyectos portuarios es solo un síntoma de la enfermedad llamada estancamiento. Un estancamiento que tiene distintas causas. Una de ellas, es la famosa “permisología”. La Comisión Nacional de Evaluación y Productividad identificó cerca de 439 trámites que deben realizar los proyectos de inversión. Impulsar un proyecto de inversión en Chile implica enfrentarse a una maraña burocrática compuesta por 23 ministerios sectoriales, casi 40 subsecretarías y cientos de servicios públicos, municipalidades y autoridades regionales. Cada uno de estos actores debe otorgar autorizaciones en diversos proyectos clave. En estas condiciones, invertir en Chile requiere algo más que voluntad y determinación: exige heroísmo.
“Mientras los proyectos portuarios en Chile permanecen atrapados en trámites burocráticos, Chancay ya se proyecta como el primer centro logístico de la región”.
Sin embargo, el problema no se limita a la burocracia. Detrás de estas trabas subyacen obsesiones ideológicas de las autoridades que hoy gobiernan, que carecen de la voluntad y, aún más, de la convicción necesaria para fomentar la inversión y reactivar el crecimiento económico. Aquellos que, en el primer proceso constitucional, defendían la teoría del “decrecimiento” son los mismos que hoy mantienen paralizados los grandes proyectos de inversión.
Mientras en Chile nuestros proyectos portuarios permanecen atrapados en trámites burocráticos por más de una década, el puerto de Chancay en Perú ya se proyecta como el primer centro logístico del Pacífico en Latinoamérica. Este puerto generará US$ 4.500 millones anuales, equivalentes al 1,8% del PIB. Además, mientras la tasa de desempleo en la región de Valparaíso alcanza el 8,6%, Chancay creará alrededor de 8.550 empleos directo, marcando una clara diferencia en el manejo y ejecución de proyectos estratégicos.
Atendido este contexto, parecen casi irónicas las declaraciones del Presidente Boric acusando “pesimismo ideológico de los grandes empresarios de este país”. Hay momentos como estos en que no se sabe si el Presidente está hablando de él mismo, o de otros. Mientras en Perú se celebra la inauguración del puerto de Chancay, en Chile, nos estamos farreando todo nuestro potencial portuario, precisamente, por razones ideológicas.