2025, el año de la geopolítica
JORGE SAHD K. Director Centro de Estudios Internacionales UC
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Jorge Sahd
Lo ocurrido en Siria con la caída de Bashar al Assad, después de cinco décadas del régimen en poder, es el corolario de un año plagado de “incidentes” internacionales. Quién imaginaría una elección de Estados Unidos con dos intentos de atentado al candidato republicano y un cambio del demócrata a solo tres meses de las votaciones; o variados conflictos abiertos y sin planes de salida como el de Ucrania, Medio Oriente y países de África.
Un mundo con menores muros de contención frente a los conflictos bélicos, que parece despreciar el derecho internacional, con organismos internacionales transformados en meros espectadores, una carrera armamentista en ascenso y sin control de los desarrollos nucleares. Un orden global menos basado en reglas y más en la fuerza,
“Ya no será el turno de la trayectoria de la política monetaria o de mayores restricciones financieras, sino de cómo evolucionarán los conflictos bélicos y de los primeros pasos del autodenominado Presidente de EEUU como ‘tariff man’”.
A nivel de negocios, las empresas globales saben que hoy es imposible separar los negocios de la geopolítica. Como señala la Encuesta Global de McKinsey, los directivos consideran que las tensiones geopolíticas son el mayor riesgo para el crecimiento económico de las organizaciones.
Otra fuente de incertidumbre es el proteccionismo. Se piensa erradamente que éste llegará con la presidencia de Trump, pero la evidencia muestra que las restricciones al comercio vienen aumentando aceleradamente desde 2023; ya sea usando la política comercial como herramienta proteccionista o la transición energética como excusa para desplegar subsidios, restricciones al comercio y prohibición de exportaciones. Ni EEUU, Europa ni China son blancas palomas en esta materia. Por ejemplo, fue la administración Biden la que mantuvo los aranceles con China en niveles de la guerra comercial y fue el mismo Gobierno el que aplicó un 100% de aranceles a los autos eléctricos fabricados en el país asiático, línea seguida en un porcentaje menor por la Unión Europea.
Con Trump, el riesgo es de un auge del proteccionismo y el uso impredecible de los aranceles como herramienta de presión política: desacople con China, contención de la migración, imposición de ventajas para empresas americanas, etc. Este escenario podría generar mayor incertidumbre en los mercados, afectar los niveles de producción global y los precios de los commodities. La ecuación “menores muros de contención frente a los conflictos + auge del proteccionismo” plantean un escenario tremendamente incierto 2025. Ya no será el turno de la trayectoria de la política monetaria o de mayores restricciones financieras, sino de cómo evolucionarán los conflictos bélicos, además de los primeros pasos del autodenominado Presidente estadounidense como “tariff man”.
¿Qué esperar los primeros meses del próximo año? Un acuerdo parcial Estados Unidos-Rusia, con Zelensky como perdedor frente a sus aspiraciones iniciales de no ceder territorio; un Medio Oriente convulsionado, con nuevos actores paraestatales, pero sin planes claros del día después en Palestina, Líbano y Siria; una Unión Europea incómoda frente a Trump y sus negociaciones sin aliados; y una China pragmática, pero en alerta frente a la instabilidad regional y una economía que le cuesta despegar.
En este escenario revuelto, el unilateralismo será más fuerte e incluso con posibilidades de éxito en el corto plazo. Pero sin un acuerdo mínimo de las potencias sobre las futuras reglas del juego, el deterioro del orden internacional y la incertidumbre seguirán su camino.