Hay que considerar una presidencia de Marine Le Pen
Gideon Rachman© 2022 The Financial Times Ltd.
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Gideon Rachman
Marine Le Pen, abanderada de la extrema derecha francesa, ha pasado a la ronda final de las elecciones presidenciales, donde enfrentará al presidente Emmanuel Macron. El primer sondeo realizado sobre la intención de voto para la segunda vuelta muestra que Macron vence a Le Pen por 54% a 46 %, pero la incómoda realidad es que la extrema derecha se encuentra ahora en unos niveles de votos sin precedentes en la historia de Francia después de 1945; y pueden pasar muchas cosas en una campaña de dos semanas.
En lugar de descartar las posibilidades de Le Pen, es hora de pensar seriamente en lo que significaría su posible victoria para Francia y más allá. ¿Sigue siendo una política de “extrema derecha”? ¿O es posible que una Presidencia de Le Pen cause menos impacto de lo que muchos imaginan?
“La candidata ultraderechista de Francia aún podría derrotar a Macron, sumiendo a la OTAN y a la Unión Europea en la confusión”.
El hecho de que Le Pen esté tan cerca de la presidencia es testimonio de su éxito en la “desintoxicación” de su imagen. Se distanció hace unos años con su padre y fundador del partido, Jean-Marie Le Pen, quien tenía un largo historial de racismo abierto. En estas elecciones, Marine Le Pen ha basado su campaña sobre todo en temas relacionados con el costo de la vida. Ha abandonado algunas de las políticas más polémicas que contribuyeron a hundir su campaña de 2017, como pedir la salida de Francia de la eurozona y el restablecimiento de la pena de muerte. Y ha utilizado la guerra de Ucrania para distanciarse de Vladimir Putin, afirmando que su opinión del líder ruso ha “cambiado”.
Pero la antigua admiración abierta de Le Pen por Putin y Donald Trump sigue siendo reveladora. Al igual que ellos, Le Pen dice representar al pueblo contra la élite y a la nación contra los “globalistas”. El lema de su campaña — “Devuélvanles a los franceses su país” — tiene fuertes ecos del “Hacer EEUU grande de nuevo” de Trump y del “Recuperar el control” de la campaña del Brexit.
Una Francia amargamente dividida tendría consecuencias para toda Europa. Las consecuencias directas de una presidencia de Le Pen para la Unión Europea (UE) también serían graves; de hecho, pondrían en peligro la vida de la unión.
A lo largo de los años, estadistas franceses como Jean Monnet, Robert Schuman y Jacques Delors fueron fundamentales en la construcción del proyecto europeo. Pero Le Pen está comprometida con la deconstrucción de la UE. Promete restablecer la primacía del derecho francés sobre el de la UE, lo cual es incompatible con la pertenencia a la Unión de 27 naciones. También promete recortar unilateralmente las contribuciones de Francia al presupuesto de la UE.
Dentro de Europa, Le Pen ha cultivado lazos con los “demócratas iliberales” de Hungría y Polonia. Se apresuró a felicitar al húngaro Viktor Orbán por su victoria electoral a principios de este mes, a pesar de que la UE ha acusado a Orbán de violar el estado de derecho, de suprimir la libertad de los medios de comunicación y de corrupción. En el mejor de los casos, a Le Pen no le molestan los pecados de Orbán. En el peor, los ve como un modelo para Francia.
Le Pen no es sólo una enemiga de la UE. También ha calificado a la OTAN de “organización belicista” y ha prometido sacar a Francia de su estructura de mando. Y se opone a las sanciones energéticas a Rusia, aparentemente porque aumentarían el costo de la vida en Francia.
Putin ha tenido unas semanas desastrosas. Pero los votantes franceses aún podrían darle un poco de esperanza.