Perspectivas económicas en 2015
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Erik Haindl
La economía chilena se encuentra actualmente en un proceso de desaceleración, gatillado por una fuerte caída en la inversión.
De acuerdo con el Banco Central, al tercer trimestre de 2014, el crecimiento del móvil doce meses de la inversión en capital fijo alcanzaba a una caída de –9,9% en términos reales. Se estima que la inversión total bajó el año pasado desde un 23,9% del PIB hasta alrededor del 21,0% del PIB. Esta caída de casi 3 puntos porcentuales del PIB en la tasa de inversión generó una contracción en el crecimiento del gasto interno de la economía, lo que provocó la desaceleración que estamos viviendo.
La causa principal de esta desaceleración está en la reforma tributaria implementada por el actual gobierno el año recién pasado. Al subir el impuesto a la renta de las empresas, se reduce la rentabilidad después de impuestos de los nuevos proyectos de inversión. Menos proyectos se hacen rentables, lo que reduce la cartera de proyectos realizados, disminuyendo así la inversión. Esto se llama el efecto de sustitución. A lo anterior hay que sumar el efecto ingreso, que también tiene un impacto negativo sobre la inversión. La mayor recaudación de impuestos de la reforma proviene de las utilidades retenidas de las empresas. Estas utilidades retenidas por las empresas son una de las mayores fuentes de financiamiento de los nuevos proyectos. Por ello, el efecto ingreso de la reforma tributaria debiera traducirse en una fuerte reducción del ahorro y por ende de la inversión (Efecto paradoja de Harioka).
Al efecto de la reforma tributaria hay que sumar los impactos de la reforma laboral en curso, que está concebida para fortalecer el poder de negociación de los sindicatos, lo que debiera traducirse en mayores demandas salariales, que generen una redistribución forzada de los ingresos desde el capital hacia el trabajo. Si esta reforma es exitosa, debería traducirse en una nueva reducción de la renta del capital, lo que debiera generar una nueva caída en la inversión, especialmente de aquellos proyectos que son intensivos en mano de obra.
A los efectos anteriores hay que sumarle un shock positivo debido a la fuerte caída internacional del precio del petróleo y un shock negativo debido a la caída del precio del cobre. Si el precio del petróleo se estabiliza en torno a US$ 50 (WTI), y el precio del cobre en torno a US$ 2,80/ libra (Londres), los efectos ingreso de ambos shocks se compensan y no hay deterioro en los términos de intercambio. Si el cobre cae bajo los US$ 2,80/ libra, se genera un efecto negativo en los términos de intercambio, que tiene un efecto contractivo adicional sobre la economía chilena.
En términos de crecimiento para 2015, lo clave es dónde se estabilizarán los precios del cobre y del petróleo y cuándo dejará de caer la inversión. Si esto ocurre durante el primer trimestre del año, las perspectivas son más positivas y es posible lograr un crecimiento por sobre el 2,5% durante 2015.
Por el contrario, si la inversión sigue cayendo hasta el segundo semestre de este año, y el precio del cobre continúa débil, es muy posible que terminemos con un crecimiento del PIB inferior al 2%.