El tren de Trump sigue avanzando
Edward Luce© 2024 The Financial Times Ltd.
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Edward Luce
A cinco meses de las elecciones estadounidenses, Joe Biden se mantiene obstinadamente por detrás de Donald Trump en los principales estados indecisos clave. Y esto es a pesar de que Trump está a punto de recibir el veredicto en el primer juicio penal contra un expresidente estadounidense. A menos de que Biden pueda cambiar la narrativa, Trump bien podría ser el primer delincuente en llegar a la Casa Blanca. ¿Por qué es tan difícil detenerlo?
La respuesta más breve es la incredulidad. A los demócratas les cuesta imaginar que EEUU pueda ir sonámbulamente hacia otra Presidencia de Trump. A principios de año, los liberales confiaban en que el sistema judicial estadounidense juzgaría a Trump por sus acusaciones más atroces, en particular el intento de anular unas elecciones. Gracias a la Corte Suprema de EEUU, esa posibilidad es cada vez más remota antes de las elecciones de noviembre. Un veredicto de culpabilidad esta semana en Nueva York en el caso de la actriz porno que recibió dinero por su silencio sería un mediocre premio de consuelo (*).
“¿Por qué resulta tan difícil para Joseph Biden detener al expresidente en su carrera por un segundo mandato en la Casa Blanca?”
Pos su parte, Biden puede hacer poco para salvar sus tres obstáculos más difíciles. El primero es su edad. Las encuestas consistentemente muestran que tiene un desempeño inferior al de su partido en todos los niveles. Esto demuestra que los votantes, incluyendo una mayoría de demócratas, están más preocupados con respecto a Biden en particular que por el mensaje de su partido. Es demasiado tarde para que Biden renuncie a favor de un candidato más joven. Una candidatura de Kamala Harris tampoco solucionaría el dilema; sus índices de aprobación son tan bajos como los de su jefe.
El segundo es la economía. A los demócratas les frustra que Biden no reciba reconocimiento alguno por el hecho de que EEUU tenga la economía de más rápido crecimiento en Occidente. Esto se debe a la rápida introducción de vacunas al comienzo de su presidencia. Hace 18 meses, la mayoría de los economistas predecían una recesión para 2024. El crecimiento de los salarios supera ahora a la inflación. Sin embargo, la opinión del electorado no ha cambiado: la mayoría de los estadounidenses piensan que estaban mejor con Trump.
El tercer obstáculo es lo difícil que resulta captar la atención de los votantes hoy en día. Los estadounidenses más partidistas de ambos bandos son también los más propensos a leer periódicos y ver noticias. El mayor descenso en el apoyo a Biden proviene de los estadounidenses menores de 30 años y de los votantes obreros que no son de raza blanca, los grupos demográficos menos propensos a consumir noticias convencionales.
En teoría, la tecnología facilita dirigir mensajes a un segmento en particular. En la práctica, los medios sociales han compartimentado el acceso a la información y destruido la confianza en sus vectores. Incluso si Biden pudiera solucionar su problema de comunicación, es mucho más difícil captar la atención del público que hace una década.
La excepción a eso es Trump, a quien no le es difícil atraer la atención. Mi suposición ha sido que Trump no podrá evitar que estas elecciones se conviertan en un referéndum sobre él; no puede evitarlo. Pero es concebible que esto lo beneficie. La notoriedad es mejor que la oscuridad. Si los votantes indecisos siguen sin conocer — o sin preocuparse — por los planes de Trump para la democracia estadounidense, tendrán el Gobierno que se merecen.
(* Confirmado ayer, por unanimidad del jurado, Nota del Editor)