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Columnistas

DF Conexión a China | Racismo y coronavirus

María Montt Académica Instituto de Historia y Centro de Estudios Asiáticos UC, exdirectora ejecutiva Instituto Confucio UC

Por: Equipo DF

Publicado: Martes 14 de abril de 2020 a las 04:00 hrs.

Los analistas apuntan al rol clave que jugará China en términos económicos, tanto a nivel mundial, como para el caso específico de Chile, en el contexto de esta crisis, tal vez la más grande de nuestra generación.

Nuestras formas de ver el mundo y de relacionarnos los unos con los otros se van a ver sin duda alteradas. En este contexto, es importante para Chile relacionarse con China de manera abierta y directa, sobre todo pensando en el marco de las oportunidades que puedan surgir en la escena global post-pandemia, una vez superada la contingencia. El racismo —la creencia de que las razas poseen cualidades que les son específicas— no permite eso, y lamentablemente hemos visto resurgir mucho de eso en esta crisis.

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Históricamente ha habido representaciones estereotípicas de personas chinas en Chile, como aquellas asociadas a las costumbres alimenticias del país asiático. En la historieta “Chu Man-Fú” de Jorge Christie Mouat, en la primera mitad del siglo veinte, se menciona a personas chinas comiendo ratas o consumiendo opio. Por otro lado, en una canción los Cuatro Cuartos caracterizan a los chinos que lucharon junto a Chile en la Guerra del Pacífico comiendo las vísceras de sus enemigos.

Incluso hoy en día vemos asociaciones que plantean que el hecho de que algo provenga de “China” lo hace de menor calidad o menos deseable. Y la descripción de la comida china como “exótica” se sigue utilizando para su promoción. En la medida que seguimos pensando en lo “exótico” como una característica intrínseca e impregnada de racismos, nos resulta imposible pensar en un futuro de verdadero diálogo.

El uso de expresiones racistas para referirnos a personas chinas —y asiáticas en general— es bastante común y algunas frases e ideas han estado arraigadas en la usanza popular por generaciones. En nuestros días son numerosos los memes y textos que circulan en distintas redes sociales que son explícitamente racistas, que asocian las marcas chinas exclusivamente a las copias, y que responsabilizan a “China” por el Covid-19. Lamentablemente, no son aislados los casos de personas asiáticas a las que les han gritado “virus chino” en la calle. Eso es racismo y no es divertido. Es también histórica la respuesta de que en China igualmente hay racismo, lo que puede ser cierto, pero no basta para justificar nuestra propia falta. Tenemos que ser capaces de pensar un Chile con espacio para múltiples identidades, que no excluya a nadie. Y hacia llá vamos, sin duda: cada día hay más personas atentas a denunciar y combatir la discriminación en base a la identidad étnica. Empresarios, emprendedores, artistas y otros están abiertos a la integración y votan por la no discriminación.

El racismo no contribuye a la comprensión entre las personas, no contribuye al diálogo, no contribuye al intercambio crítico; en resumen, no contribuye a nada. Pero tampoco es inocente o inocuo: tiene el poder de destruir relaciones, de violentar, de hacer que las cosas fallen. En estos momentos complejos hay que mirar hacia el futuro para pensar qué es lo que queremos… y lo que no queremos. Nuestro presente nos recuerda que el futuro es abierto. Por lo mismo, ese futuro no puede ser racista.

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