DF Conexión a China | En China, un nuevo sistema privado de pensiones

ALBERTO CARDEMIL

La confirmación, durante el XX Congreso del Partido Comunista chino que se realizó en octubre pasado, de un nuevo pilar del sistema de pensiones basado en la capitalización individual y administrado exclusivamente por el sector privado, constituye un hito fundamental en la configuración del entramado social, político y económico de la China moderna, caracterizado como “un sistema socialista de mercado con características chinas”.

Los desafíos de ese país en materia de pensiones no son menores. Con más de 267 millones de personas mayores de 60 años -es decir, casi el 20% de su población-, el gigante asiático presenta una de las tasas de envejecimiento de más rápido avance en el mundo. Se calcula que ya en 2050, a la vuelta de la esquina en términos de políticas públicas, el número de personas en ese rango etario prácticamente se duplicará; y la tasa de dependencia, o porcentaje del número total de personas inactivas respecto de la cantidad de personas en edad de trabajar que deben sostenerlas, escalará de un 20% a un 50%.

“El nuevo pilar previsional privado viene a complementar el seguro básico universal de pensiones obligatorio, que administra el Estado”.

Todo ello, en un contexto de crecimiento exponencial del índice de desarrollo humano que mide la calidad de vida de la población, que probablemente se acentuará también en las próximas décadas, incrementando la demanda de cobertura de seguridad social.

El nuevo pilar privado del sistema de pensiones viene a complementar el seguro básico universal de pensiones, de carácter obligatorio y administrado exclusivamente por el Estado, al que contribuyen las empresas y los trabajadores privados (dependientes e independientes), así como el sistema de rentas vitalicias para trabajadores dependientes de empresas, que es voluntario y administrado por las mismas, y de servicios públicos, que es obligatorio y de gestión estatal.

La operación de este nuevo componente privado de seguridad social estará limitada a bancos comerciales y emisores e intermediarios de valores que sean autorizados por la Comisión Reguladora de Banca y Seguros de China, y se traduce en la posibilidad de inversión en una gama de productos financieros regulados de mediano y largo plazo y con un tope anual por persona de un poco más de US$ 1.700. Al igual que en otros sistemas similares alrededor del mundo, a fin de fomentar el ahorro previsional y la capitalización, se contemplan reglas tributarias especiales, se establecen restricciones más o menos rígidas para la disposición de estos fondos, y se consagra la heredabilidad de los mismos.

A la usanza china, el régimen sólo ha sido sancionado por la autoridad política luego de haber pasado varias pruebas y se considera aún en fase experimental, ya que está acotado a menos del 10% del total de sus centros urbanos y presenta todavía requisitos de acceso deliberadamente altos. Sin embargo, probablemente durante las próximas décadas seamos testigos del gran impacto que producirá su desarrollo, no solamente en la calidad de vida de la población china, sino además en el mercado de capitales global.

Finalmente, el gato -cuyo color no importa en la medida que logre cazar ratones, como decía Deng Xiaoping-, ha decidido sabiamente no guardar todos los huevos que trabajosamente ha conseguido en la misma canasta.