Cuotas de género
Nassir Sapag
- T+
- T-
Nassir Sapag
Lentamente, los ciudadanos nos vamos informando de los detalles de los cambios prometidos en la campaña presidencial. Muchos de ellos, aprobados por los diputados con una premura innecesaria y poca acuciosidad, han sido ajustados por el Senado, que ha puesto mesura y racionalidad en su análisis.
La aprobación de las normas que obligan a incluir un 40% de candidatas mujeres en futuras elecciones y la compensación económica, sean o no electas, hace pensar que, al igual como con la reforma tributaria, el Senado deberá hacer el trabajo de verdad.
Fijar cuotas (por sexo, religión, edad, etnia u otro) es solidarizar con la mediocridad y atenta contra una correcta asignación de recursos. ¿Qué pasaría si se obliga a las universidades a que en cada carrera un 40% del alumnado sea de un determinado sexo, independientemente de su calificación y que a quienes reprueben se les devuelva los aranceles pagados? Cuando los diputados encuentran la solución en los estímulos monetarios. ¿No están reconociendo que las personas se mueven por el dinero y que, entonces, es legítimo que la iniciativa privada se motive a asumir riesgos para alcanzar recompensas económicas que le permitan tener la libertad de elegir y no depender de otros o del mismo Estado? Si les es tan fácil asignar recursos a beneficiar a la clase política, ¿quién asegura que “por equidad” no fijen luego lo mismo para los varones no electos? Las prebendas que ellos mismos se auto asignan con los impuestos de los chilenos que trabajan, hacen dudar incluso de las buenas intenciones de futuras propuestas.
Nadie duda que la incorporación de la mujer en las más diversas áreas haya sido un acierto, ni que la sociedad históricamente limitara erróneamente su participación, ni que se deba legislar para subsanarlo. Pero dar garantías solo por el sexo (o religión, color de la piel o estatura) es faltarle el respeto a esos grupos. Los legisladores deberían estudiar cambios estructurales que partan de la base (la familia y la educación) para generar igualdad de oportunidades para que el país tenga siempre en cada cargo al más calificado para contribuir al desarrollo del país y el bienestar de su población.
Esperemos que Senado replique lo hecho con la reforma tributaria (cuyo resultado hasta ahora aún no me gusta) y que el tema no se reduzca al cuoteo, sino a cómo mejorar la igualdad de oportunidades de los chilenos en todos los ámbitos del quehacer nacional.