Señor Director:
Doña Camila Vallejo ha expresado recientemente su intención de impedir que se llegue a un acuerdo entre el gobierno y la oposición en relación al conflicto estudiantil.
Más allá de condenar el contenido de lo expresado por ella, debemos reparar en el lenguaje que esta dirigente está usando, pues lamentablemente, éste induce a la confrontación, a descalificar el diálogo y a intentar imponer una visión a través de la fuerza, descartando la razón.
Este lenguaje disruptivo, polarizador, que pretende impedir los acuerdos y rechaza el diálogo, estimula a los extremos y genera una dinámica verbal y de hecho altamente peligrosa para la convivencia nacional. Desafortunadamente, estamos presenciando que no solo en la dirigencia estudiantil se está imponiendo este tipo de lenguaje, sino que éste se va extendiendo, haciéndose cada día más frecuente y recurrente en distintas formas. Ejemplos sobran. Tenemos la reciente toma ilegal del lunes de la Municipalidad de Santiago; las agresiones a ministros de Estado; la interrupción violenta del funcionamiento del Congreso; las descalificaciones mutuas entre sectores políticos; el mal trato verbal a Carabineros por parte de algunos parlamentarios y de obra por cientos de manifestantes; la violencia destructiva de los encapuchados; el impedimento al derecho a asistir a clases a quienes no quieren seguir en paro; la violencia en los estadios…. y un largo etcétera.
Todos estos son signos de un deterioro en la convivencia y paz social que como sociedad debemos condenar enérgicamente e impedir que se sigan extendiendo, a fin de evitar daños mayores, de cuyas consecuencias el país ya conoce. Por el bien de Chile, cuidemos el lenguaje. La responsabilidad es de todos.
Jaime Jankelevich W.
Señor Director:
Según información de prensa nuestro país posee buenos índices de desarrollo humano, destacándose a nivel latinoamericano. Así las cosas, observando la realidad de nuestra población, el ingreso per cápita nacional, la distribución del ingreso, y los niveles educacional y cultural de los quintiles más postergados, no queda otra que pensar que una buena parte de los chilenos proviene de los confines del espacio exterior.
Juan Luis Hernández Viera
Señor Director:
Encuentro increíble que nadie hable de la calidad, fondo y lo que necesita Chile en educación. Lo que propongo como solución es lo siguiente: 1. Reforzar sala cunas y educación básica.
2. Cambiar tercero y cuarto medio por educación técnica profesional.
3. Publicar salarios promedios de cada una de las carreras y un cálculo de VAN simple para que la toma de decisión sea informada. Nadie pagaría un arancel que no lo va a poder recuperar nunca y si lo hace es por hobby. Esto llevaría un cambio de carreras tradicionales a técnicas que hoy están pagando muy bien. Chile está contratando argentinos en este segmento.
4. Acortar las carreras a la mitad. Las carreras son muy largas y la metodología es antigua basada aún en libros. Muchos profesores repiten lo del libro y esto no genera valor agregado en clases. Si las carreras se acortan a la mitad, sin reformas tributarias se podría financiar el 100% de la educación. El modelo actual es un tremendo negocio para universidades: carreras largas.
5. Capacitar a profesores para lograr lo anterior.
Ricardo Larraín
Señor Director:
Hace tiempo qué sigo las noticias sobre el convenio que La Polar con sus acreedores, entre ellos el pago de una parte de la deuda, sin intereses, en UF el año 2032.
Me pregunto: ¿cómo reaccionaria la misma tienda si los deudores persona pagáramos bajo esas mismas condiciones? Sin duda muy ventajosas.
Christian Szita Szánthó