Responsabilidad social empresarial
Señor Director:
Durante los últimos años el concepto de responsabilidad social empresarial está cambiando en forma acelerada. En las principales economías del mundo, las empresas están redefiniendo su aporte a la sociedad, el que ha ido mutando desde un enfoque más bien defensivo, en el que el principal objetivo era blindarlas frente a eventuales problemas derivados de su interacción con sus contrapartes, hacia uno mucho más proactivo, en el que se comienza a ver no solo riesgos sino también oportunidades en dichas interacciones. En efecto, hace ya algunas décadas las empresas han venido desarrollando un conjunto de habilidades, las que se podrían englobar en el concepto de manejo de stakeholders, y cuyo resultado ha sido un entendimiento mucho más profundo de las consecuencias políticas y sociales del desarrollo de sus negocios. Sin embargo en los últimos años, y dando un paso material en una dirección mucho más fecunda, las empresas han ido paulatinamente reorientando sus planes de negocios, en términos de apuntar a solucionar las necesidades sociales más relevantes que sus ventajas competitivas las pone en mejores condiciones de enfrentar rentablemente. Los profundos cambios sociales experimentados en todo el mundo, por su parte, han jugado un rol no menor en esta evolución, al realzar la urgencia de alinear al sector corporativo en el bando de las soluciones y no en el de las causas de dichos problemas, los que se relacionan con necesidades altamente sentidas por la comunidad, pero no así satisfechas, en diversos ámbitos como seguridad, educación, empleabilidad, conectividad, pensiones, salud y del ambiente.
En nuestro país, esta tendencia también se ha ido manifestando en forma creciente. Un ejemplo muy notable en este sentido lo representa la empresa de seguridad Grupo Alto. De acuerdo a la historia relatada por su propio fundador en un seminario reciente, una de sus motivaciones clave para iniciar su negocio fue la posibilidad de desarrollar una actividad empresarial a partir de apuntar a resolver una necesidad social crítica, como lo es la prevención y el combate del delito. A mi juicio, esta tendencia de generar en forma simultánea valor social y valor económico ha llegado para quedarse y constituye una extraordinaria oportunidad para las empresas chilenas de reencausar en forma efectiva y sostenible su preocupación por el bienestar de la comunidad.
León Cohen Delpiano , Director de Empresas
Seguridad de contraseñas
Señor Director:
Recientemente, se descubrió el mayor hackeo de datos en la historia de la red, ocurrido en Rusia, donde ciberdelincuentes se apoderaron de cerca de mil 200 contraseñas y direcciones de correos electrónicos, en todo el mundo. También hemos visto como algunas celebridades se han visto afectadas por filtración y hackeo de fotografías íntimas. Con el fin de tomar resguardos al respecto, es importante repasar simples acciones que como usuarios conectados a internet debemos considerar para asegurar contraseñas y proteger datos. En primer lugar, hay que establecer contraseñas complejas, que tengan al menos seis caracteres y algunas mayúsculas y números; nunca hay que utilizar el RUT ni la fecha de nacimiento. Bajo ninguna circunstancia hay que entregar los antecedentes de usuario y contraseña, ni de forma verbal ni escrita, ni a personas ni a sitios web. Las entidades como los bancos nunca piden contraseñas para verificar datos del usuario y si eso sucede, probablemente estamos siendo víctimas de phishing o suplantación de identidad. Por otra parte, ante advertencias acerca de avisos de certificado no confiables, hay que detener la búsqueda de información; tampoco abrir correos de procedencia desconocida, ya que pueden contener código malicioso. Es importante no realizar transacciones en equipos no personales, tanto cibercafés como redes wifi gratuitas, ya que son de origen y administración desconocidos.
Francisco Toro , gerente de Servicios Softline Chile