Señor Director:
Está claro que Chile no ha superado lo ocurrido en 1973 y los años siguientes de Pinochet. Existe un dilema: por un lado, sabemos que una gran cantidad de chilenos sufrieron durante esos años y que la disidencia política fue suprimida. Por otro lado, Pinochet trajo a los “Chicago Boys” al país, y les permitió reconstruir la economía de acuerdo a los principios que habían aprendido de su maestro Milton Friedman. Esto dio como resultado la floreciente economía que Chile experimenta hasta el día de hoy.
La izquierda quiere seguir desollando a Pinochet. Me permito sugerir que esto ya no es productivo, sin embargo es comprensible.
Lo que se necesita es la reconciliación, no la recriminación. Esto implica perdón, algo que es bíblicamente sano y socialmente sabio. Chile tiene un pasado tormentoso, un presente relativamente tranquilo y un futuro prometedor. Ese futuro es posible sólo si los chilenos pueden unirse, después de haber aprendido a no repetir los errores del pasado, que incluye, por ejemplo, el peligro del poder sin rendición de cuentas.
Steven Yates,
Ph.D., autor y filósofo Instituto Inglés de Negocios Santiago
Señor Director:
La señora Juanita es una emprendedora que con esfuerzo fundó su restaurante hace algunos años. Es su única fuente de ingresos, ha logrado hacerlo crecer y ganado clientes fieles gracias a buenos productos y precios adecuados.
La señora Juanita ha sacado cuentas sobre lo que le significaría un incremento en las remuneraciones de sus trabajadores. Actualmente ha logrado normalizar una venta mensual en $ 7 millones netos de IVA (19%). Para esto, cuenta con seis operarios a quienes les cancela el salario mínimo de $ 182 mil (más las propinas). Tiene un costo total en mano de obra directa de $ 1.092.000, lo que representa un 16% de las ventas totales.
Como los costos de sus insumos ascienden a un 40% de las ventas y sus gastos generales a un 30%, después de pagar sus impuestos (20%), obtiene una utilidad neta de $ 800 mil equivalentes a un 12% de las ventas. Ha calculado que con un salario mínimo legal de $ 250 mil, su costo en remuneraciones se incrementaría en un 37%, llegando a $ 1.500.000. Piensa que no podría subir los precios para financiarlo, pues se quedaría fuera de mercado. Tendría que aceptar una caída en sus ganancias a $ 480 mil.
Paralelamente reflexiona sobre la imposibilidad de restringir aún más sus gastos familiares. ¿Qué hacer con su negocio? ¿Despedir a uno de sus colaboradores? ¿Aceptar el desafío y ver la forma de hacer crecer el negocio? Al igual que ella, debe haber muchos emprendedores que creen importante hacer esfuerzos por mejorar el salario de los trabajadores, pero de manera gradual, para poder incorporar estos ajustes en la dinámica de sus negocios.
Emilio Inostroza Andrade
Escuela Ingeniería Comercial Universidad San Sebastián
Señor Director:
El viernes pasado, el diputado Felipe Harboe respondió en estas páginas a una carta de mi autoría en la que señaló que durante su período como subsecretario de Interior hubo 100 mil hogares más victimizados que hoy.
El parlamentario sostiene que, según cifras oficiales, durante su gestión la victimización bajó en un 15%. Sin embargo, revisando los resultados de la Enusc, constato que esa información es incorrecta.
En enero de 2006, cuando fue nombrado como subsecretario de Interior, Harboe recibió el país con un 38,3% de victimización. En tanto, en 2008, año en que abandonó el cargo, la victimización alcanzó un 35,3%. En ese sentido, la disminución registrada durante sus tres años de gestión fue de 7,8%, muy lejos del 15% que señala.
Como ciudadano que ha sufrido el flagelo de la delincuencia, valoro su interés y sus propuestas para enfrentar el tema. Sin embargo, me extraña el doble estándar para juzgar lo realizado por el actual gobierno, que, como señala la misma Enusc, recibió un país con un 33,6% de victimización y ha logrado bajar esos niveles a 31,1% (7,5% de disminución en dos años, casi lo mismo que consiguió Harboe en tres).
Juan Carlos Sotomayor