Las cifras que exhibe el sistema de Alta Dirección Pública (ADP) y en especial la forma en que éstas han ido progresando con el correr de los años a partir de 2004, cuando comenzó su implementación, hablan de un mecanismo que se ha consolidado y que ha conquistado espacios de confianza entre los profesionales y ciudadanos.
Los 135 mil postulantes que se acumulan a noviembre pasado para el conjunto de búsquedas efectuadas en el período y el aumento de más de 50% en el número de postulaciones promedio por posición que se observa entre noviembre de 2009 e igual mes de este año, son datos que así lo confirman, como lo son aquellos que revelan que el sistema ha hecho un esfuerzo interesante por construir un acceso expedito y transparente a los candidatos. Sin ir más lejos, el balance del ADP indica que al mes pasado se han recibido 126.231 postulaciones a través del sistema en línea, 25.500 de las cuales corresponden a candidatos que han optado a posiciones de primer nivel jerárquico y el resto para puestos de segundo nivel.
Otros datos que teniendo un alcance cuantitativo permiten hacer una lectura cualitativa igualmente interesante son aquellos que hablan del resultado de los procesos de búsqueda. Según estos, un 61% de los nombramientos efectuados al alero de este mecanismo corresponde a personas que con anterioridad no ejercieron como titulares en los cargos en cuestión. Ello, se asegura en la propia ADP, garantiza que se ha ido produciendo una renovación en los cargos directivos del Estado, cuestión que, en el entendido de que los elegidos lo fueron en función de criterios profesionales y técnicos y no políticos, no puede sino ser bienvenida. Del mismo modo, en el caso de nombramientos para segundos períodos el porcentaje de renovación ha sido de 70%.
Coincide este balance con una polémica en torno al nombramiento del cargo de vicepresidente ejecutivo de la Junta Nacional de Jardines Infantiles (Junji), en donde los interlocutores más vistosos han sido exponentes del mundo político. Independiente de los protagonistas, no puede dejar de llamar la atención que el mensaje que se transmite en este episodio es de sospecha y confabulación. Nada más lejos del objetivo que inspiró la reforma que dio origen a este sistema de selección y que no es otro que aportar a la modernización y transparencia de la gestión pública. Es prudente no perder de vista el gran acuerdo nacional político y legislativo que en 2003 posibilitó que gobierno y oposición concordaran esta reforma, una que es crucial saber resguardar.
Los 135 mil postulantes que se acumulan a noviembre pasado para el conjunto de búsquedas efectuadas en el período y el aumento de más de 50% en el número de postulaciones promedio por posición que se observa entre noviembre de 2009 e igual mes de este año, son datos que así lo confirman, como lo son aquellos que revelan que el sistema ha hecho un esfuerzo interesante por construir un acceso expedito y transparente a los candidatos. Sin ir más lejos, el balance del ADP indica que al mes pasado se han recibido 126.231 postulaciones a través del sistema en línea, 25.500 de las cuales corresponden a candidatos que han optado a posiciones de primer nivel jerárquico y el resto para puestos de segundo nivel.
Otros datos que teniendo un alcance cuantitativo permiten hacer una lectura cualitativa igualmente interesante son aquellos que hablan del resultado de los procesos de búsqueda. Según estos, un 61% de los nombramientos efectuados al alero de este mecanismo corresponde a personas que con anterioridad no ejercieron como titulares en los cargos en cuestión. Ello, se asegura en la propia ADP, garantiza que se ha ido produciendo una renovación en los cargos directivos del Estado, cuestión que, en el entendido de que los elegidos lo fueron en función de criterios profesionales y técnicos y no políticos, no puede sino ser bienvenida. Del mismo modo, en el caso de nombramientos para segundos períodos el porcentaje de renovación ha sido de 70%.
Coincide este balance con una polémica en torno al nombramiento del cargo de vicepresidente ejecutivo de la Junta Nacional de Jardines Infantiles (Junji), en donde los interlocutores más vistosos han sido exponentes del mundo político. Independiente de los protagonistas, no puede dejar de llamar la atención que el mensaje que se transmite en este episodio es de sospecha y confabulación. Nada más lejos del objetivo que inspiró la reforma que dio origen a este sistema de selección y que no es otro que aportar a la modernización y transparencia de la gestión pública. Es prudente no perder de vista el gran acuerdo nacional político y legislativo que en 2003 posibilitó que gobierno y oposición concordaran esta reforma, una que es crucial saber resguardar.