La hora del multicarrier eléctrico

Andrés Rebolledo S.

Recientemente, el Gobierno ha enviado al Congreso la primera de tres leyes comprometidas para modernizar el segmento de distribución en el mercado eléctrico. Es un paso importante y necesario para poner al día normas que deben adecuarse al desarrollo tecnológico y a las profundas trasformaciones del sector. Esta modernización es una tarea pendiente luego de que durante el gobierno anterior modernizamos el marco regulatorio en la generación y trasmisión eléctrica.

Lo esencial de este proyecto es introducir competencia y abrir el negocio de la comercialización de energía a nuevos actores, pero sobre todo garantizar mejores precios para los millones de consumidores residenciales, comerciales e industriales del país. Se separará el negocio de la venta de electricidad respecto a las empresas que solo la transportarán hasta el usuario final. Los consumidores ya no estaremos cautivos de nuestro proveedor y podremos “vitrinear” y elegir la mejor oferta. Así como hoy podemos optar por un operador móvil e incluso “portarnos” a otro, también lo podremos hacer con nuestra cuenta eléctrica.

Cabe señalar que solo será posible acceder a los beneficios de este nuevo modelo y optar a tarifas que se acomoden a nuestros intereses y necesidades, en la medida que se incorporen en la red los medidores inteligentes. Habrá que tomar en consideración las enseñanzas del frustrado episodio de 2019 y mejorar la participación y transparencia del proceso, pero tecnológicamente es una condición ineludible para el desarrollo de este nuevo modelo.

Una variable de éxito será garantizar la libre competencia. Ya se ha dado un paso en este sentido, pues en la reciente ley corta se estableció la exigencia de giro único al negocio de la distribución, para asegurar que estas empresas se dediquen solo a este negocio por el cual son reguladas y tarificadas. Es fundamental que en un entorno en que la calefacción, el transporte y otros consumos se electrifican, se garanticen condiciones competitivas para nuevos negocios como: comercialización, generación residencial, electromovilidad, y sistemas de almacenamiento

En Chile tenemos experiencia en separar mercados competitivos de los monopólicos. En 2004 se aprobó la Ley 19.940 que exigió el giro exclusivo a las empresas transmisoras, separándolas de las empresas generadores. 16 años después, las inversiones en trasmisión son cuatro veces mayores y tenemos un mercado de generación con más de 50 empresas compitiendo.

Durante la discusión de esta nueva ley será primordial precisar el alcance del giro exclusivo, en otros aspectos relevantes, tales como: la disponibilidad de la información de los consumidores para nuevos entrantes al negocio y la estructura de la propiedad de las empresas monopólicas y sus filiales. Asimismo, aún restan por discutir dos ámbitos fundamentales para reformar la distribución eléctrica: el aseguramiento de la calidad del servicio y el desarrollo competitivo de los medios de generación distribuida. Por ello, nada en esta ley debe restringir, ni restar flexibilidad para la futura discusión de estos dos temas fundamentales, que son la puerta a un futuro lleno de productos, servicios y tecnología a los que por primera vez en nuestra historia el cliente podrá acceder.