La polémica reaparición de Lagos
Preocupado por el deterioro del país, decidió mostrarse dispuesto a asumir un liderazgo sin descartar que se traduzca en una candidatura presidencial, aunque sabe que el escenario para ello es complicado.
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Con el aura de estadista que sabe que mantiene, Ricardo Lagos habla o actúa teniendo claro que tanto sus palabras como sus acciones producen un fuerte impacto en el mundo político o, más bien, en toda la elite del país.
Fue lo que ocurrió en los últimos días. Primero con su controvertida visita a La Moneda, donde tras reunirse con el ministro del Interior, Jorge Burgos, habló desde un podio abordando la mirada que tiene frente al actual escenario, a lo que le siguió la entrevista a la revista Sábado de El Mercurio en la que junto con plantear una crítica visión de lo que sucede en el país, se mostró dispuesto a asumir un liderazgo.
Por las características de la puesta en escena en Palacio, donde en ausencia de la presidenta Michelle Bachelet, respaldó a Burgos asumiendo su tesis de la gradualidad, como por el contenido de las declaraciones posteriores, la irrupción de Lagos marcó la agenda.
¿Qué lo impulsó a realizar esta incursión mediática? ¿Quiso establecer un contraste con la actual mandataria? ¿Está dispuesto a explorar una posible candidatura presidencial?
No todas las interrogantes que se abrieron tienen una respuesta definitiva, aunque quedó claro que detrás de su arremetida, al menos se esconde la intención de marcar presencia en el actual panorama, con el propósito de que se le reconozca como un líder que puede aportar su experiencia para enfrentar la situación de crisis tanto ahora, como en el futuro, si es que las condiciones se le dan.
Polémica visita a La Moneda
Lo más polémico, sin duda, fue la visita a La Moneda, la que aun cuando estaba acordada desde antes con el propósito de que entregara su aporte al debate constitucional que él está realizando por intermedio de un sitio en la web, excedió a ese espíritu, especialmente por sus declaraciones posteriores, las que no estaban en la línea con lo que últimamente ha asumido la Presidenta.
Como se interpretó que su aparición podía entenderse como una manera de dar lecciones de la forma en que se debe gobernar, no pocos lo consideraron una actitud errada e, incluso, un acto de deslealtad, tal como lo planteó el ex ministro Francisco Vidal, quien de acuerdo a algunas versiones, lo habría hecho digitado por los asesores presidenciales, con el fin de que quedara explícito que la actitud de Lagos no fue bien recibida en palacio.
Las reacciones por su presencia en La Moneda, que coparon las redes sociales, complicaron al ex presidente, quien entendió que con ello no sólo se había perdido el sentido de su reunión con Burgos por el tema constitucional, sino que ello podía opacar de paso el propósito de su reaparición en la escena pública que había optado hacer con sus planteamientos en la publicación del sábado.
Pero ese problema se apaciguó en parte el martes, cuando en momentos en que parecía que el conflicto escalaba por la supuesta molestia presidencial, la propia presidenta Bachelet se comunicó con él, a quien -de acuerdo a sus cercanos- le manifestó que no era real su malestar, porque ella había autorizado la reunión, e incluso le agradeció su aporte en materia constitucional.
Cuales hayan sido los sentimientos de la mandataria, lo concreto es que todo indica que ella trató de impedir que continuaran las especulaciones sobre su incomodidad con Lagos, considerando que podía interpretarse como un reconocimiento de su liderazgo cuando el de ella está debilitado.
Como sea, desde el gobierno intentaron poner fin a este episodio, lo que se confirmó con las declaraciones de Burgos precisando que la Presidenta estaba totalmente informada de la reunión en La Moneda.
Presión para que asuma su rol
Lo concreto, es que la polémica que se generó le restó, al menos inicialmente, la trascendencia que el mismo Lagos esperaba que tuviera sus reaparición con las declaraciones en que junto con analizar en profundidad la situación política, se mostró dispuesto a asumir un liderazgo, sin descartar una posible incursión presidencial.
Es que la decisión de arremeter en esa entrevista, no escapó a sus cálculos como finalmente sucedió con su performance en La Moneda. En este caso, de acuerdo a lo que indican en su entorno, el ex mandatario actuó sabiendo que con sus declaraciones podría producir un fuerte impacto, tal como ocurrió.
Imposible es tener plena certeza de qué lo impulsó, aunque sus cercanos apuntan a que la principal causa está en la profunda preocupación que tiene por el deterioro del país, del que permanente habla con la extensa red de contactos que mantiene.
Con una especial inquietud por los problemas tanto económicos, como políticos, por la falta de inversión o el creciente desprestigio institucional, cree que en este escenario uno de los problemas más serios es de la falta de liderazgos que alerten de los riesgos que se corren si es que no se enmienda el rumbo en las materias que han colaborado a aumentar la crisis.
En ese cuadro, muchos de quienes lo rodean lo han instado a que asuma un rol, en el entendido de que pocos como él pueden hacerlo. Como admiten algunos, de manera creciente se lo comenzó a presionar para que se definiera, pero que lo hiciera no sólo con un diagnóstico de la actual situación, sino mostrándose dispuesto a jugar todas sus cartas.
Fue lo que hizo con sus extensas declaraciones, en las cuales entrega su inquieta mirada de lo que sucede con el proceso de reformas, como asimismo de cómo percibe el país del futuro, aunque lo que más impactó fue la frase en que dice que él ama a Chile, por lo que hará todo lo posible para que salga adelante, con la cual abrió la puerta para una eventual postulación presidencial.
¿Candidato?
No es la primera vez que Lagos alude a una posible candidatura para 2017, aunque nunca antes había sido tan explícito en no desestimar dicha posibilidad. Tanto es así que al momento de tocar el tema, recuerda que en 2008 no fue candidato porque no se dieron las condiciones que pidió, añadiendo que tiene que haberlas para ello.
Lo que para algunos fue sugerente, para muchos -incluidos sus cercanos- fue la confirmación de que estaba disponible al menos para sondear el terreno con el fin de saber si -como él mismo plantea- en esta oportunidad se le dan las condiciones, que a estas alturas ignora si ello podrá ocurrir.
Como indican personeros del entorno laguista, él sabe que aun cuando cuenta con un liderazgo que se le reconoce, su posición dista mucho de ser la que tenía Bachelet antes de las elecciones de 2013, donde era la carta que generaba consenso en todo el espectro de la centroizquierda.
Lagos tiene claro que cuenta con un amplio respaldo especialmente en la elite, pero -como ha dicho- quiere que se le reconozca su domicilio, porque en ningún caso querría aparecer como un candidato que interpreta a sectores de centroderecha. Prueba de ello, es que él mismo lo sugirió poniendo en boca de su hijo Ricardo Lagos Weber, que no querría regresar como Arturo Alessandri el año 32, en brazos de la derecha.
En ese cuadro, uno de los problemas reales que percibe, es que no llega a los sectores jóvenes ni a los más populares, porque de acuerdo a las encuestas que maneja, su capital radica básicamente en el ABC1. Pero además de eso, sabe que tampoco tiene el terreno fértil en los partidos, comenzando por el propio, puesto que al menos parte de la dirigencia del PPD está justamente en contra de la línea con la que él comulga de no jugarse por hacer todas las reformas ahora, sin considerar los costos que ello tiene.
Es por eso que Lagos asume que su principal base de sustento estaría en lo que fue la antigua Concertación, cuyos principales dirigentes lo ovacionaron hace poco durante el lanzamiento del libro del senador Ignacio Walker. De hecho, pese a que éste es de lo que está en carrera, cree que en la DC es en el partido donde encontraría el mayor respaldo.
En todo caso, entiende que es temprano para sacar cuentas de cómo podría configurarse el escenario presidencial, por lo que de acuerdo a sus cercanos, ha confidenciado que está dispuesto a mantenerse en la primera línea hasta que el panorama se aclare, donde lo que ocurra con Marco Enríquez-Ominami podría ser determinante, porque incluso se ha mostrado dispuesto a ir a primarias si es que las condiciones se le dan, pero siempre y cuando en éstas no participe el líder del PRO.
Esta disposición no implica que si las circunstancias no corren a su favor por no generar el consenso a que aspiraría, él podría jugarse por otra candidatura que detenga la posibilidad de que asome un candidato populista que nadie se imagina actualmente, que es uno de los temores que tiene e incluso explicitó.
Como para las definiciones finales falta, todo indica que tras su irrupción, Lagos buscará mantenerse como un actor importante, de manera que si las condiciones no se dan para él, pueda ejercer su liderazgo para impedir que el país continúe el deterioro que le preocupa.