Desde su llegada a la Casa Blanca el pasado 20 de enero, el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha sacudido los mercados con sus políticas, impactando no solo el comercio global, sino también a uno de los principales termómetros financieros: el dólar.
El índice DXY -que refleja el desempeño del dólar frente a una canasta de seis divisas- ha retrocedido 5,2% desde que asumió Trump.
En paralelo, la cotización ha caído desde $1.002 a $917,58, mientras que el peso chileno se ha apreciado 9,6% en el mismo periodo, posicionándose como la cuarta moneda con mejor desempeño a nivel global y la tercera entre las economías emergentes.
Mercados en alerta
La depreciación del dólar se ha atribuido a la incertidumbre en torno a las políticas económicas de la nueva administración republicana y a los anuncios sobre medidas arancelarias, que elevan los riesgos para el crecimiento y la inflación en EEUU. De hecho, ya se evalúa el impacto que las tarifas tendrían en la economía, incluso con algunos analistas advirtiendo riesgos de una recesión.
Esto, sumado a factores como las tensiones geopolíticas, el alza en el precio del cobre y la trayectoria que adopte la Reserva Federal en sus recortes de tasas, las que han intensificado la volatilidad del dólar.
En la sesión de este miércoles, la divisa cerró en $917,58 en el mercado chileno, sin mayores variaciones en la jornada, pero consolidándose en sus niveles más bajos en cinco meses.
La depreciación del dólar y la incertidumbre sobre su evolución en los próximos meses han llevado al mercado a plantearse la interrogante sobre ¿cuál es el próximo piso para la divisa?
A juicio del economista y director de riesgo financiero de PwC Chile, Patricio Jaramillo, “el dólar puede perfectamente llegar a los $ 900 en el corto plazo”. Para que este escenario se concrete, advirtió que debe materializarse una recesión en EEUU, lo que debilitaría su economía y presionaría a la baja a la divisa.
Cobre y venta de divisas
Otro factor clave es el comportamiento del cobre, cuyo precio ha mantenido fundamentos sólidos. “El commodity está viviendo en carne propia lo que es estar en el ojo de este huracán llamado Donald Trump”, afirmó el socio de DVA Capital, Francisco Verdugo.
La mayor demanda ha llevado al contrato Comex a subir desde niveles cercanos a los US$ 4 por libra a inicios de año hasta los US$ 5,12 actuales. Por su parte, el cobre cotizado en la Bolsa de Metales de Londres cotizó muy por debajo en US$ 4,49.
“Estos fenómenos impulsan a los especuladores a tomar decisiones y los ‘gringos’, como se les dice a los inversionistas extranjeros en las mesas de dinero en Chile, salieron a vender dólares con fuerza. Este volumen fue el que finalmente generó la caída”, sostuvo Verdugo.
Por ende, si estos movimientos se intensifican, también lo haría la depreciación del tipo de cambio.
Según el Banco Central, la economía chilena crecería entre 1,5% y 2,5% en 2025 y 2026, respectivamente, con una inflación que podría cerrar este año en 3,6%.
En este contexto, el analista jefe de Admirals, Felipe Sepúlveda, indicó que si estas proyecciones se cumplen y las tensiones comerciales comienzan a ceder, “se podría observar un tipo de cambio en niveles de $ 905 y $ 900”.
Según la última encuesta de operadores financieros (EOF) del ente emisor, el tipo de cambio podría cerrar el año en torno a $ 850.
Sin embargo, Jaramillo advirtió que “los índices de volatilidad muestran que los mercados financieros están atravesando un periodo de turbulencia que no se observaba desde 2022. Esto ha afectado a todos los activos incluyendo el dólar”, lo que a su juicio dificulta prever con certeza el comportamiento de la divisa.
Con todo, los analistas coinciden en que, de no concretarse estos factores, el dólar podría retomar una senda alcista y acercarse nuevamente a los $ 950.
Wall Street
Las acciones estadounidenses han sido otro reflejo del impacto de la administración Trump en la mayor economía del mundo. En los dos meses de mandato, el S&P 500 ha retrocedido cerca de 7%.
A juicio de los analistas, este desempeño se explica por la incertidumbre en torno a la situación económica de EEUU y la guerra comercial, lo que ha llevado a los inversionistas a diversificar sus portafolios hacia otros mercados, aumentando la demanda por activos en China y algunos países de Europa.
De hecho, la última encuesta de Bank of America (BofA) reveló que la asignación de los gestores de fondos a las acciones estadounidenses cayó casi 23%, alcanzando su nivel más bajo desde junio de 2023.